El pasado domingo se cumplieron 117 años de la Batalla de Namasigüe, un capítulo crucial en la historia de Nicaragua que marcó la defensa de la soberanía nacional ante la agresión de las fuerzas hondureñas y salvadoreñas en 1907.
Namasigüe es un municipio del departamento de Choluteca en la vecina República de Honduras, que en lengua náhuatl significa Agua de las Mujeres.
En esta gesta heroica, el General Benjamín Zeledón, conocido por su patriotismo y entrega, se distinguió como Auditor de Guerra y Marina. Su liderazgo y valentía en el campo de batalla le valieron el ascenso a Coronel del Ejército de Nicaragua, convirtiéndolo en un símbolo de la resistencia nacional.
La Batalla de Namasigüe también vio el nacimiento de un héroe inesperado: el soldado Ramón Montoya.
Con tan solo 14 años, este joven demostró un valor inquebrantable al salir de su trinchera y arengar a sus compañeros a unirse a la carga final contra el enemigo.
Fue abatido por una bala al subir a la loma «del Grito» alcanzando la categoría de Héroe Nacional en nuestro país.
En su honor se erigió la Estatua de Montoya en el año de 1909 que representa a un niño descalzo con sombrero de palma y un salbeque al hombro que defiende a su patria.
Lamentablemente esta es más conocida por ser un punto de referencia geográfico que por su impresionante historia.
Defendiendo nuestra soberanía
Las hostilidades iniciaron con la incursión de las fuerzas hondureñas y salvadoreñas en el puesto fronterizo nicaragüense de Los Calpules.
El ejército nicaragüense, bajo el comando del General Aurelio Estrada Morales, respondió con gallardía y determinación, derrotando a las fuerzas invasoras en una batalla que duró siete días.
La resistencia en Namasigüe representa la firme decisión de Nicaragua de defender su derecho a la autodeterminación y rechazar la imposición de la guerra por parte de fuerzas externas.
El sacrificio y el coraje de los héroes de Namasigüe siguen inspirando a las generaciones presentes y futuras.
Tras la victoria en Namasigüe, el ejército nicaragüense marchó hacia Tegucigalpa, capital de Honduras, donde derrocó al gobierno del General Manuel Bonilla.
Este hecho histórico definió las fronteras entre Honduras y Nicaragua mediante la firma del Tratado de Amistad el 20 de diciembre de 1907.
La Batalla de Namasigüe marcó un hito en la historia militar de Centroamérica al ser la primera vez que se utilizaron ametralladoras en un conflicto bélico en la región.
En este 117 aniversario, rendimos homenaje a los héroes de Namasigüe, quienes ofrendaron su vida por la defensa de la patria.
Su legado de patriotismo, valentía y sacrificio nos invita a reflexionar sobre la importancia de la paz, la unidad nacional y la defensa de nuestra soberanía.