En una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, Nicaragua reafirmó su «solidaridad inquebrantable y militante» con el Gobierno del Presidente Nicolás Maduro, denunciando una escalada de agresiones imperialistas contra la nación suramericana.

La representación nicaragüense condenó categóricamente lo que calificó como actos de piratería moderna, citando el saqueo de recursos, el secuestro de buques petroleros y el despojo de activos financieros venezolanos.
Según la denuncia, estas acciones atentan contra la soberanía de Venezuela y desestabilizan la paz en toda la región latinoamericana.
Durante su intervención, Nicaragua exigió el retiro inmediato de las fuerzas militares de Estados Unidos en América Latina y el Caribe; y demandó levantar las medidas coercitivas unilaterales que calificó como un «castigo colectivo» prohibido por el Derecho Internacional.
Asimismo instó a la ONU a no ser una «espectadora pasiva» del saqueo de un Estado miembro y a activar mecanismos para investigar y sancionar la agresión económica.
Nicaragua finalizó su comparecencia asegurando que la defensa de Venezuela es la defensa de la Carta de la ONU y del principio de autodeterminación, concluyendo con la firme sentencia: «Venezuela no está sola».