El pasado 15 de septiembre, en un movimiento secreto y rápido, Ovidio Guzmán, hijo del famoso capo mexicano Joaquín «El Chapo» Guzmán, fue extraditado a los Estados Unidos. Este movimiento, curiosamente, coincidió con la fecha en la que México celebra su Independencia.
Ovidio, conocido en el bajo mundo como «El Ratón», de 33 años, enfrentará en suelo estadounidense cargos que incluyen tráfico de drogas, lavado de dinero, delitos contra la salud, portación de armas de fuego y la incitación al crimen, entre otros.
El traslado a la ciudad de Chicago se llevó a cabo de forma discreta, con Guzmán vistiendo una camisa de preso marcada con el número 5684. Esta extradición no solo demuestra la fuerza de la cooperación policial entre ambos países, sino también el compromiso de la administración estadounidense para combatir y debilitar la infraestructura del narcotráfico en la región.
El fiscal general de EEUU, Merrick Garland, destacó en un comunicado: «Hoy, como resultado de la cooperación policial entre Estados Unidos y México, Ovidio Guzmán López, líder del Cartel de Sinaloa, fue extraditado a Estados Unidos. Esta acción es el paso más reciente en el esfuerzo del Departamento de Justicia para atacar todos los aspectos de las operaciones del cartel».
Guzmán fue arrestado el pasado 5 de enero en medio de un intenso tiroteo en el estado de Sinaloa, cuna del cartel homónimo que una vez estuvo bajo el férreo control de su padre, «El Chapo», quien a sus 66 años ahora enfrenta una vida detrás de las rejas en una prisión de máxima seguridad en los Estados Unidos.
Con esta extradición, se abre un nuevo capítulo en la historia de la lucha contra el narcotráfico.