Una capitalina de apellido García pasó cuatro días de angustia buscando a su cónyuge en estaciones de Policía, hospitales y hasta en la morgue, solo para recibir una llamada que resolvió el misterio con una dosis de cruda realidad y mucha arrechura.

El protagonista de esta saga es Larry Antonio Rivera Hernández, un fontanero de 35 años, quien fue reportado como desaparecido el pasado sábado a las 5 de la tarde tras no regresar a su casa en el barrio Jorge Casaly, en el Distrito 3 de la ciudad de Managua.
Preocupados, la esposa y sus familiares lanzaron una intensa búsqueda viralizando su foto en redes sociales por temor a un accidente o en el peor de los casos, que lo hubieran matado.
Sin embargo, la búsqueda terminó de manera inesperada cuando el propio Larry realizó una llamada telefónica donde simplemente informó que se encontraba bien, y la explicación que dio a su angustiada familia fue que había tomado la decisión de irse a convivir con otra mujer.
El sujeto, calificado de desconsiderado, intentó justificar su silencio diciendo que no contaba con su teléfono al momento de decidir cambiar de nido de amor.
Con la reaparición del fontanero, el caso de búsqueda queda cerrado pero deja una mezcla de alivio por su vida y un profundo desconcierto y enojo por la forma bandida en que Larry Antonio decidió actualizar su estado civil y domicilio.