La junta militar de Birmania ha informado que el tifón ‘Yagi’ ha dejado 384 muertos y alrededor de 90 personas siguen desaparecidas. Este fenómeno meteorológico, considerado uno de los más potentes en el sudeste asiático en décadas, ha devastado también a Vietnam, Laos y Tailandia, acumulando más de 300 víctimas mortales en la región.
Birmania se posiciona como el país más afectado, con aproximadamente 887,000 personas impactadas por inundaciones y deslizamientos de tierra. Esta crisis ocurre en un contexto de grave inestabilidad política y humanitaria en el país, exacerbando las dificultades que ya enfrentan los habitantes.
Ante la magnitud de la catástrofe, la junta militar, que ha estado aislada internacionalmente desde el golpe de Estado en 2021, ha solicitado asistencia humanitaria global. Sin embargo, a pesar de la crisis, las autoridades han instado a la población a regresar a sus hogares desde los refugios temporales para llevar a cabo un censo electoral.
La Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) ha señalado que las áreas más afectadas están «devastadas» y carecen de acceso a agua potable y electricidad. Las infraestructuras civiles, incluyendo carreteras, escuelas, y puentes, han sufrido daños significativos, lo que complica aún más la situación en Birmania.