Un deslizamiento de tierra arrasó por completo la aldea de Tarsin, ubicada en la montañosa región de Jebel Marra, en Darfur, al oeste de Sudán. La tragedia ocurrió durante un intenso aguacero que provocó un alud de proporciones catastróficas, cobrando la vida de más de mil personas y dejando como único sobreviviente a un hombre que fue rescatado entre enormes cantidades de barro y piedras, según reportaron varias agencias internacionales.

La madrugada de ayer lunes se convirtió en el escenario de una tragedia sin precedentes cuando intensas lluvias concentradas en las cumbres desataron un torrente de lodo que avanzó sin dar ninguna advertencia por la ladera de la montaña.
El alud se arrasó rápidamente las construcciones de adobe y madera que conformaban la aldea. Según medios internacionales, en cuestión de segundos, Tarsin desapareció por completo bajo un manto fangoso que no dejó oportunidad de escape a sus habitantes.
Testigos de poblados cercanos relataron a los medios cómo sintieron una «explosión» antes de observar con horror el descenso de la masa incontrolable de tierra y agua por la ladera.
⚠️ 1.000 muertos y un solo superviviente https://t.co/1YQNOHdlb0
— RT en Español (@ActualidadRT) September 2, 2025
Un deslizamiento de tierra destruyó por completo una aldea en la región de Darfur, en el oeste de Sudán, tras varios días de intensas lluvias. pic.twitter.com/RFPCHtWwGO
El Movimiento Ejército de Liberación de Sudán (SLA) fue quien encontró al único sobreviviente del desastre, según informes recopilados por agencias de noticias. Este hombre fue hallado consciente pero gravemente lesionado y atrapado entre los escombros.
Minni Minnawi, gobernador de Darfur, no dudó en calificar el suceso como una «tragedia humanitaria que trasciende las fronteras de la región» y realizó un llamado urgente a las organizaciones internacionales para que intervengan de inmediato.
El gobernador solicitó específicamente equipos especializados en búsqueda y rescate, así como asistencia médica y alimentos para los sobrevivientes de comunidades cercanas y familiares de las víctimas.

La región de Darfur sufre desde hace años el impacto combinado de varios factores adversos: conflictos armados persistentes, brotes recurrentes de cólera y sequías cíclicas que han debilitado tanto la infraestructura local como la capacidad de respuesta de las comunidades ante desastres naturales.
Según analiza La Tercera, este deslizamiento llega en plena temporada de lluvias, cuando los cauces fluviales se encuentran saturados y los suelos, severamente desgastados por la deforestación intensiva y la erosión prolongada, ceden con extrema facilidad ante cualquier precipitación intensa.