Las autoridades japonesas confirmaron que la cifra de personas fallecidas ha aumentado a 73, dejando una profunda tristeza y conmoción en la región.
Japón enfrenta un desafío abrumador mientras enfrenta las devastadoras consecuencias del terremoto de magnitud 7.6 que sacudió la prefectura de Ishikawa el pasado primero de enero.
Según medios locales, la ciudad de Wajima fue una de las más afectadas, con un total de 39 decesos, mientras que la urbe de Suzu lamenta la pérdida de 23 personas. Otros lugares que también han sufrido las consecuencias de este trágico evento incluyen Nanao con 5 fallecidos, Anamizu y Noto con 2 víctimas cada uno, así como Hakui y Shiga, donde se reporta un fallecimiento en cada lugar. Además, decenas de personas permanecen en estado grave, luchando por sobrevivir.
Aún hay personas desaparecidas en diferentes puntos de Ishikawa, lo que complica aún más la situación y podría aumentar el número de víctimas mortales. Las labores de rescate continúan sin descanso, con los equipos de socorro trabajando incansablemente para encontrar y ayudar a las personas atrapadas bajo los escombros.
Hiroshi Hase, el gobernador de Ishikawa, destacó la complejidad de las tareas de rescate debido a las réplicas continuas, las carreteras bloqueadas por escombros y los deslizamientos de tierra.
Afirmó que seguirán esforzándose al máximo para comprender las necesidades en el terreno y proporcionar la asistencia necesaria, incluyendo la entrega de suministros y la restauración de la infraestructura dañada.
Alrededor de 1,000 efectivos han sido desplegados en la prefectura de Ishikawa, apoyados por 22 aviones y 8 barcos en una carrera contrarreloj por salvar vidas y brindar ayuda a las personas afectadas.
Las autoridades japonesas anunciaron duplicarán el personal involucrado en estas tareas, con el objetivo de acelerar la respuesta y minimizar el sufrimiento causado por esta tragedia.