El Presidente Daniel Ortega y la Vicepresidenta Rosario Murillo han emitido un mensaje de fin de año, destacando el compromiso de Nicaragua con la paz, la prosperidad y la unidad familiar. En su mensaje, resaltaron los logros del año pasado y reafirmaron su dedicación a trabajar por el bienestar del pueblo nicaragüense, promoviendo la justicia, la seguridad y el desarrollo económico para el 2025. También hicieron un llamado a la solidaridad y la hermandad, condenando las injusticias y abogando por la paz mundial.
A continuación mensaje íntegro:
Al concluir otro Año, que hemos vivido con Esperanza, nos reunimos tod@s como Gran Familia Nicaragüense, y nos celebramos con nuestr@s Herman@s Luchador@s del Mundo, como Pueblo Victorioso, Pueblo de Dios, trabajando decididamente para avanzar en nuestros Propósitos, y para desde nuestros Sagrados Derechos ir creando las mejores condiciones posibles para la Vida en Familias y Hogares, Dignos y Laboriosos, de toda esta Sagrada y Bendecida Patria Nuestra.
Concluimos un Año de Compromisos con la Paz, procurando Armonía y Entendimiento entre Tod@s, y por el Bien de Tod@s, reconociendo que la Sabiduría, Sensibilidad, Sensatez y el Invicto Heroísmo de los Pueblos, y de nuestro Gran Pueblo nicaragüense, guía nuestros pasos, porque en el Pueblo y su Grandiosa Espiritualidad está Dios, y sabemos encontrarle, escucharle y obedecerle.
Agradecemos infinitamente cada paso que hemos venido dando, conscientes de nuestras Responsabilidades, forjando Unidad, Tranquilidad, Seguridad y la Grandeza del Trabajo, nuestro Digno Laurel, ese Trabajo que realizamos cada día, orgullosos y con Alegría, desde todas nuestras Certezas, y en Aliento y Fé por lo que Dios nos ha dado, y nos da.
Mientras batallamos contra los vicios y pecados capitales, como el egoísmo, la avaricia, la gula, la mentira, la calamidad del desamor y la desgracia del odio que acribilla, destruye y mina el Corazón de la Humanidad, somos fervientes Creyentes del Derecho que todos los Pueblos del Mundo tenemos, a una Paz Digna y Duradera que represente la Verdad, la Justicia, la Memoria Histórica y el desarrollo de lo Bueno, reparando el daño que el sufrimiento y las catástrofes de las guerras colonialistas e imperialistas han infringido, e infringen, a la Familia Humana.
En Hermandad y Solidaridad Cristianas, como Bandera y Emblema cotidianos, sabemos y creemos solemnemente que nuestra Misión Liberadora está inscrita en el Libro de los Tiempos, registrada y grabada como Mandamiento de Leyes Divinas, como Misión de Amor y Hermandad, de Prójimo y Comunidad, de Comunión Permanente, de Justicia y Paz.
Al iniciar otro Año de ejemplar caminar y caminar, seguimos cultivando y cosechando los Frutos y Milagros de la Integridad y la Decencia, Coherentes, Congruentes con nuestra Historia, y en gloriosa pertenencia al Sentido de Familia Planetaria.
Nos comprometemos tod@s, y cada un@, a seguir vibrando en Fraternal Generosidad, compartiendo aspiraciones y trascendiendo junt@s los vicios y miserias que deben quedar atrás, como enterrados serán, no lo dudamos, el egoísmo y la crueldad.
Nuestros Corazones están en cada lugar de este Mundo donde hay Seres Humanos sufriendo injusticias y crímenes que nos oscurecen a tod@s. Nuestros Corazones condenan el infierno y la humillación de las guerras, y piden a Dios, fervorosamente, que cesen los genocidios y que Pueblos, como la Heroica Palestina, sean liberados de la esclavitud, de la maldad y el odio irracionales, y que brille intensa, hermosa, honrosa, digna y luminosa, la Paz, para avanzar y prosperar.
Nicaragua, Patria Privilegiada de Rubén Darío, y Tierra Bendita del General de Hombres y Mujeres Libres, Profundo Visionario Espiritual, Augusto Nicolás Sandino, nuestra Nicaragua, canta a la Esperanza, y clama para que Cristo Jesús “tienda su mano de luz sobre las fieras y haga brillar al Sol sus Divinas Banderas”.
Hacia un 2025 de Realizaciones…
Hacia un 2025 de Avances contra la Pobreza…
Hacia un 2025 de Seguridad, Trabajo, Bienestar,
Alegría y Prosperidad…!
Managua, 31 de Diciembre, 2024
Daniel Ortega Saavedra Rosario Murillo
Canto de Esperanza
Un gran vuelo de cuervos mancha el azul celeste.
Un soplo milenario trae amagos de peste.
Se asesinan los hombres en el extremo Este.
¿Ha nacido el apocalíptico Anticristo?
Se han sabido presagios, y prodigios se han visto
y parece inminente el retorno del Cristo.
La tierra está preñada de dolor tan profundo
que el soñador, imperial meditabundo,
sufre con las angustias del corazón del mundo.
Verdugos de ideales afligieron la tierra,
en un pozo de sombras la humanidad se encierra
con los rudos molosos del odio y de la guerra.
¡Oh, Señor Jesucristo!, ¿por qué tardas, qué esperas
para tender tu mano de luz sobre las fieras
y hacer brillar al sol tus divinas banderas?
Surge de pronto y vierte la esencia de la vida
sobre tanta alma loca, triste o empedernida,
que, amante de tinieblas, tu dulce aurora olvida.
Ven, Señor, para hacer la gloria de ti mismo,
ven con temblor de estrellas y horror de cataclismo,
ven a traer amor y paz sobre el abismo.
Y tu caballo blanco, que miró al visionario,
pase. Y suene el divino clarín extraordinario.
Mi corazón será brasa de tu incensario.
Rubén Darío
(1904)