El huracán Beryl dejó un rastro de destrucción en el sureste de Texas y Luisiana, cobrando la vida de al menos ocho personas y dejando a casi tres millones de personas sin electricidad.
Beryl entró con todo el domingo, pero ya en horas de la madrugada del lunes se calmó un poco y bajó a tormenta tropical. Aun así, el Servicio Meteorológico Nacional (NWS) nos advierte que el peligro no ha terminado.
El temporal seguirá moviéndose hacia el centro del país y la región de los Grandes Lagos, y todavía hay riesgo de inundaciones en todo el estado y sus costas.
En Houston, la ciudad más grande de Texas, cuatro personas perdieron la vida, incluyendo a un oficial de policía.
En el condado de Harris, que abarca parte de Houston, una abuelita de 73 años, María Loredo, falleció cuando un árbol le cayó encima de su casa.
También en Harris, un policía de Houston, Russell Richardson, de 54 años, se ahogó tratando de llegar a su trabajo.
El vicegobernador Dan Patrick reportó que más de 2.7 millones de personas están sin luz, y que va a tomar «varios días» para que todo vuelva a la normalidad.
La semana pasada Berly alcanzó la categoría 5 de la escala Saffir-Simpson en el Mar Caribe, causando muerte y destrucción, y luego ingresó a Tulum, México, el viernes en la madrugada.
Y ojo, que la temporada de huracanes en el Atlántico apenas está empezando. Ya van tres tormentas tropicales: Alberto, Beryl y Chris.