Desde Nueva York hasta Hawái, robots de seguridad equipados con avanzados sensores están patrullando los perímetros de comunidades residenciales y edificios de apartamentos en Estados Unidos. Aunque su presencia promete complementar el trabajo de los guardias humanos, también ha generado inquietudes sobre la privacidad y la posible pérdida de empleos en el sector.
Estos robots, como el popular K5 de la empresa Knightscope, ofrecen herramientas como grabación de video en 360 grados, reconocimiento de matrículas y detección de señales móviles. Sin embargo, su capacidad para proteger de manera efectiva aún está en duda, ya que faltan datos públicos que respalden su eficacia.
Además de Knightscope, otras empresas como Cobalt AI y Boston Dynamics están desarrollando robots de seguridad para entornos interiores y peligrosos. Aunque no están equipados con fuerza letal, su capacidad para disuadir amenazas es destacada por algunos analistas, quienes señalan que estos robots pueden prevenir incidentes sin poner en riesgo vidas humanas.
A medida que estos robots se integran en las operaciones de seguridad, las preocupaciones sobre la privacidad y la responsabilidad legal se intensifican.