El Liderazgo actual del Frente Sandinista de Liberación Nacional se ha sostenido a la cabeza de las luchas del pueblo nicaragüense por su dignidad; evidenciando en la cosecha del Pueblo Presidente la fidelidad a los aportes de Carlos Fonseca al fundamento ideológico y moral de nuestra Revolución y su modelo de Poder Popular.
Con argumentos teóricos y pragmáticos, Carlos fortalece el eslabón entre el héroe de las Segovias y la conformación del FSLN. A mediados de los 50, tuvo el privilegio en la guerrilla contra Somoza García, a la par de Aldo Díaz Lacayo y otros privilegiados, de recibir la transmisión del pensamiento y la visión de Sandino desde los emblemáticos Santos López, Heriberto Reyes y Ramón Raudales.
Carlos acierta interpretar las experiencias del General Sandino en la maraña entreguista de la oligarquía libero-conservadora tradicional de Nicaragua a inicios del siglo XX; así como, el panorama internacional geopolítico resultante de la expansión militar norteamericana. También las deficiencias culturales, de capacidad y oportunidad, que hundían a las mayorías populares de entonces, en nuestra Nación.
Ésa base ideológica sandinista, su propia formación marxista leninista y una profunda opción por los pobres, cimentaron el carácter de la guerrilla contra Somoza Debayle.
Su ejemplo de vida se reconoce y conserva como uno de los más valiosos; como base de la liberación de Nicaragua de ésa dictadura somocista y a favor de restituirle derechos y compromisos al Pueblo con su propio desarrollo; que hoy lideran Daniel y Rosario con acierto de gestión de gobierno y contundente respaldo masivo.
Los argumentos del ayer, vigentes hasta éstos nuevos tiempos; son:
DERROCAR Y ERRADICAR AL SOMOCISMO
La lucha contra la dictadura de la familia Somoza culminó en una insurrección armada para lograr la transformación de Nicaragua. Desde la premisa de las guerrillas donde participó Carlos, se hizo un juramento por liquidar el sistema económico y político que imperaba entonces en nuestro país, para sustituirlo por un sistema nuevo y superior; además de erradicar por siempre y para siempre, sus vestigios inhumanos.
Derrocar a Somoza y su sistema le costó a Nicaragua la sangre de 100,000 almas repartidas en dos mitades. La primera en pro del triunfo revolucionario y la segunda en defensa de una intervención armada promovida por el somocismo desterrado y financiada con terrorismo y narcotráfico. Ésa semilla de heroínas, héroes y mártires, hoy es fruto consagrado como patrimonio moral de nuestra identidad patriótica.
Por ellos, en Nicaragua jamás retornarán los Somoza ni su modelo vende patria, egoísta, adulador, oportunista y ladrón. Tampoco los vicios que emulan y adoran el modelo capitalista y su contradicciones espirituales donde la felicidad y la plenitud están asociadas al amor al dinero; y a criterios que distinguen a las personas a partir de sus posesiones materiales y a la velocidad de un enriquecimiento sin mérito.
ABOLIR LA FORMACIÓN SOCIOECONÓMICA FEUDAL
La estructura económica en que se apoyaba la dictadura somocista -y otras similares en el continente- es de tipo semicolonial y semifeudal. Nuestro país formó parte del mundo oprimido por el imperialismo norteamericano. Ésa dictadura, a la vez que servía de instrumento de ése sistema económico, se garantizaba como agencia del Departamento de Estado norteamericano en Nicaragua. Después también de la CIA.
Carlos acota: “(…) La analogía de ése modelo fatal es principalmente por la vergonzosa subordinación del pueblo a su monarca. El rasgo feudal de la sociedad nicaragüense presenta una particularidad pronunciada entre los países de América Latina: las mismas personas que controlaban el aparato dictatorial también dominaban la vida económica. En el medioevo precisamente el rey era también el primer latifundista (…)”.
La producción de Nicaragua era monocultivista, de escasa variedad de productos, para un específico mercado exterior que compraba según sus propias condiciones. Por otro lado, se importaba la mayor parte de los artículos terminados para consumo; encareciendo el nivel de vida y aislando de oportunidad a los de menor capacidad.
Hoy, las tierras, su distribución y propiedad está en manos adecuadas que canalizan la economía doméstica de manera eficiente. Gozamos de soberanía alimentaria y las importaciones sirven de insumo para agregarles valor en la actividad productiva e industrial de la Nación; distinguida en sectores estratégicos de desarrollo nacional.
Nuestro actual modelo propone una Democracia Directa Participativa articulada en Gabinetes Ciudadanos y Unidades de Victoria, garantes del Desarrollo Humano Local. También la justa y equitativa distribución de oportunidades de crecimiento.
En Nicaragua existe una variedad de emprendedurismo que aumenta la calidad de vida de las personas, sus familias y comunidades; promoviendo y dinamizando la producción, el comercio local, el ahorro, la inversión y la visión general a mediano y largo plazo; por las garantías de estabilidad y paz que ofrece el gobierno Sandinista.
EXTINGUIR LA GUARDIA ASESINA, ENGENDRO DE LOS MARINES YANKES
Carlos establece de manera contundente que la principal fuerza de la dictadura somocista fue la Guardia Nacional. “(…) Ejército creado por los invasores norteamericanos, quienes al ser obligados a desocupar el país por los patriotas del EDSN, dejaron como jefe a Somoza García como prebenda por organizar el asesinato de numerosos patriotas y principalmente el de Augusto C. Sandino (…) ”
Bajo su control, las condiciones de las amplias masas soportaron opresión, miseria, hambre, desolación, analfabetismo, abandono, desprecio, persecución y muerte. Según las reflexiones de Carlos: “(…) La clase obrera de Nicaragua sufre una pavorosa desocupación crónica; además de un estancamiento de su capacidad empírica para ejecutar el trabajo. Diariamente quedan empobrecidos multitud de comerciantes medios e informales. Los estudiantes que proclaman su amor a la libertad han pagado con la vida ese delito. En el ejército, o sea la Guardia Nacional, son ascendidos preferentemente y ocupan las mejores posiciones los más serviles y criminales (…)”.
NI LIBERALES NI CONSERVADORES OFRECIERON DIGNIDAD AL PUEBLO
En el proceso histórico de nuestra Patria bajo el dominio de las paralelas políticas (partidos liberales y conservadores). Éstos estaban controlados por una camarilla que representó siempre los intereses
de los grandes millonarios comerciantes, empresarios o latifundistas. De esa clase, siempre soñaron sustituir a los Somoza, pero para colocarse en el poder en vez de ellos; sin transformación popular.
Durante la lucha revolucionaria donde Somoza representaba al liberalismo, Carlos apuntó: “(… ) El punto fundamental está en que el Partido Conservador no representa intereses inconciliables con la dictadura. En gran medida la camarilla conservadora se encuentra interesada en la continuación del somocismo si la caída de éste lleva a una revolución que liquide la explotación brutal del pueblo. Esto trae la explicación sobre la causa por la cual el Partido Conservador no ha sido capaz de dirigir con éxito la lucha opositora y también explica los numerosos pactos que se han puesto en práctica con la camarilla dictatorial (…)”.
La única función dinámica que dignifica al pueblo de Nicaragua es la Revolución Popular Sandinista, hito de nuestra historia, que actúa generosa y leal a sus principios.
En una diversidad incluyente en Nicaragua, con libertad de pensamiento, expresión, y credo; hay partidos políticos aliados al FSLN por la Soberanía y Dignidad Nacional. Otros, que se oponen a la autodeterminación popular, son cobardes interesados en ser los administradores del gobierno para beneficio propio y para congraciarse con sus amos del imperio norteamericano, a quienes entregan su voluntad y conciencia.
RESTITUIR A LOS VULNERABLES
Carlos influyó la sensibilidad humanista del co-liderazgo de Daniel y Rosario que ha sostenido ésa lealtad y generosidad revolucionaria a pesar de guerras, invasiones y traiciones, que continúan buscado menoscabar la integridad de nuestro modelo.
La Paz, el amor, la unidad y la reconciliación entre nicaragüenses siguen siendo las principales virtudes de nuestro FSLN y los indicadores de la satisfacción ciudadana que respaldan la Buena Gestión Pública e Institucionalidad del Estado; así como, la ejecución de Programas Sociales, Proyectos Socioproductivos, Bonos y Subsidios. Éstos activos han permitido al pueblo nicaragüense sanar y salir victorioso a las adversidades; así como, aprender de los factores del riesgo injerencista de siempre.
La visión de Nación coloca al ser humano como eje central para ejecutar políticas públicas y de restitución para su desarrollo; además de otros argumentos legítimos en nuestro estado de derecho que se articulan y
complementan como mecanismos certeros e impecables, en defensa de nuestras conquistas revolucionarias.
COMUNICACIÓN CIUDADANA, INSTRUMENTO DE IDENTIDAD COLECTIVA
La Comunicación Fraterna ha sido la base del respaldo de la población al sandinismo desde que la actual jefatura designó al mismo Carlos Fonseca para leer la proclama del Programa Histórico del FSLN en 1969. En ésa ocasión, sentenció de manera profética: “(…) La Revolución Popular Sandinista establecerá un gobierno revolucionario que liquidará la estructura reaccionaria originada por farsas electorales y golpes militares, el poder popular forjará una Nicaragua sin explotación, sin opresión, sin atraso, una patria libre, progresista e independiente (…)”.
La Comunicación Actual del FSLN tiene una profunda herencia de Carlos: es sencilla pero reflexiva; analítica, universal pero progresista, fraternalmente crítica y dirigida hacia la interna preparación ideológica. Fortalece la Conciencia Popular con la que el Pueblo ejecuta la Auditoría Social de los compromisos adquiridos de las instituciones del Estado; así como, la eficiencia y transparencia de los administradores públicos.
DE LOS MUERTOS QUE NUNCA MUEREN
Somos tu implacable cosecha, Carlos, en el trabajo de hormiga captando y forjando militantes para el FSLN; vivís en los incorruptibles, multiplicando los espacios donde el pueblo descubre, participa y amplía sus capacidades; con el respaldo de Dios.