Debemos admitir que la mayoría sentimos un alivio cuando llegamos a casa y nos quitamos el brasier. Es en ese preciso instante que nos damos cuenta del placer que nos causa la comodidad de no llevarlo puesto.
Por normas de pudor y censura las mujeres nos hemos acostumbrado a usar esta prenda íntima. Pero recientes estudios han comprobado las desventajas que tiene.
La publicación francesa, The Local, señaló que el investigador JeanDenis Rouillon, de la Universidad Besan advierte que el uso del brasier no solamente no proporciona soporte que alivie el dolor de espalda y evite la caída natural de los senos, sino que, por el contrario, fomenta la flacidez.
“Medica, fisiológica y anatómicamente, los senos no se benefician al negárseles la gravedad. Por el contrario, se tornan más flácidos con el sostén”, dijo el profesor JeanDenis Rouillon.
El estudio dice que las mujeres que no usaron brasier durante la investigación se beneficiaron a largo plazo. Descubrieron que el desarrollo del tejido muscular proporciona apoyo natural, además de que los pezones ganaron un nivel más alto en relación con los hombros.
Cuando se usa brasier, el material impide que el tejido se desarrolle, lo que acelera la flacidez con el paso del tiempo.
Rouillon dice que no hay que apresurarse con la idea de ir descartando el uso del brasier porque puede ser peligroso que no aplique para todos los cuerpos.