Se sabe que las píldoras anticonceptivas de emergencia o pastilla del día siguiente, como también se le conoce, previenen el embarazo, impidiendo o retrasando la ovulación.
Así también pueden impedir la fertilización de un óvulo por su efecto sobre el moco cervical o la capacidad del espermatozoide de unirse al óvulo.
Pero en ocasiones estas pueden perder su función protectora, debido a que la acumulación de grasa en mujeres obesas, impiden que los compuestos como la progesterona y estrógeno que se almacenan en la grasa de la persona en lugar de circular por la sangre, resultando ineficaz su tarea de barrera anticonceptiva.
Aunque no se conoce todavía el mecanismo biológico que dé una explicación a este hecho, las investigaciones explican que, una persona obesa tiene un metabolismo basal más alto. Éste podría ser el responsable de acortar el tiempo de eficacia del fármaco.
Otro es el exceso de peso, hace que haya más enzimas en el hígado que son las encargadas de eliminar los medicamentos del organismo, lo que podría dar lugar a una caída de la concentración de esta sustancia en sangre.
Así también la progesterona y los estrógenos, componentes de los anticonceptivos, se almacenan en la grasa. Y cuanta más grasa tiene una persona, más tiende el fármaco a acumularse en ella en lugar de circular por la sangre.
Las mujeres con sobrepeso son más propensas a tener factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares que las mujeres con un peso normal, y el uso de hormonas anticonceptivas podría incrementar aún más esos riesgos.
En estos casos se recomienda a las mujeres con sobrepeso que no deseen tener más hijos una forma permanente de control reproductivo como la esterilización.
Y para aquellas que sigan considerando tener descendencia a largo plazo, les aconseja que utilicen otros métodos reversibles de control de embarazo como los preservativos u otros dispositivos de barrera.
Además, el uso frecuente de la anticoncepción de emergencia puede tener efectos secundarios como la irregularidad menstrual, aunque no se ha establecido que su uso repetido constituya un riesgo para la salud.