Papa Francisco recuerda que un Obispo es administrador de Dios, no de bienes, ni de poder  

Durante una misa celebrada en la Casa Santa Marta, en el Vaticano, el Papa Francisco aseguró que los obispos deben ser “humildes, mansos, servidores y no príncipes”.

Siguiendo las indicaciones de San Pablo en su Carta a Tito, el Santo Padre afirmó que un obispo no puede ser arrogante, ni soberbio, ni colérico, no debe estar atado al dinero ni dedicarse a los negocios.

Un Obispo “debe ser capaz de dar hospitalidad, de amar el bien, debe ser sensato, justo, santo, dueño de sí mismo, fiel a la Palabra digna de fe que le ha sido enseñada”.

Francisco explicó en su homilía que el obispo “es un administrador de Dios, no de bienes, de poder…, no: de Dios”.

El obispo “siempre debe corregirse a sí mismo y preguntarse: ¿Soy un administrador de Dios, o soy un hombre de negocios? El obispo es un administrador de Dios.

Debe ser irreprochable. Esta palabra, ‘irreprochable’, es la misma que Dios le pidió a Abraham: ‘Camina en mi presencia y se irreprochable’. Es una palabra fundacional”.

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