La violencia armada en la ciudad de Chicago, en Estados Unidos, alcanzó niveles alarmantes durante el pasado fin de semana, cuando la ciudad registró más de treinta tiroteos que dejaron un saldo trágico de 7 personas muertas y 47 heridas.

Según el reporte oficial emitido por la Policía de Chicago, este fue uno de los fines de semana más violentos que ha experimentado la ciudad en los últimos meses, de acuerdo con información publicada por la agencia de noticias EFE.
Entre la tarde del viernes y la madrugada del lunes, las autoridades policiales registraron 32 intervenciones con armas de fuego distribuidas en distintos sectores de la metrópoli. El saldo fue devastador: Siete personas perdieron la vida y decenas de heridos tuvieron que ser trasladados a diferentes centros hospitalarios para recibir atención médica.
El medio digital Infobae destacó que varios de los casos involucraron a menores de edad que resultaron heridos de bala en el brazo o el pecho.
Las zonas más afectadas fueron Englewood, West Garfield Park y Back of the Yards, sectores caracterizados por la deficiente iluminación pública y el abandono de espacios comunitarios, factores que según los especialistas crean condiciones propicias para el surgimiento de episodios violentos.
«Caminábamos rumbo a casa cuando escuchamos ráfagas; las balas silbaban muy cerca de nosotros«, relató un residente de Englewood a The Associated Press, describiendo vívidamente el pánico que se apoderó tanto de familias como de transeúntes que se encontraban en la zona durante los incidentes.
Ante la gravedad de la situación, el gobernador J. B. Pritzker rechazó categóricamente la propuesta del presidente Donald Trump de enviar efectivos de la Guardia Nacional a la ciudad. En su lugar, el mandatario estatal defiende la necesidad de fortalecer la colaboración comunitaria y ampliar los programas de prevención:
«No se trata de militarizar las calles, sino de recuperar la confianza de la gente en la Policía de Chicago«, declaró según cita la agencia EFE.
Los representantes de diversas organizaciones vecinales exigieron a los responsables de la seguridad municipal la implementación de una estrategia integral que contemple mejoras en la iluminación pública, instalación de cámaras de vigilancia y desarrollo de actividades recreativas para jóvenes durante las horas de la tarde-noche.
Este fin de semana particularmente violento ha reavivado el debate sobre las estrategias de seguridad urbana en Chicago y plantea interrogantes sobre la efectividad de las políticas actuales para contrarrestar la proliferación de armas de fuego en manos de civiles, especialmente en aquellos barrios donde la marginación social y económica crea terreno fértil para el surgimiento de grupos delictivos y el reclutamiento de jóvenes sin oportunidades.