Jamaica enfrenta un repunte de violencia ligado a pandillas tras dos tiroteos ocurridos en Kingston y Linstead, que dejaron víctimas mortales y heridos, impulsando la imposición de toques de queda y el despliegue de operativos policiales en el país caribeño. Los ataques, que cobraron la vida de 6 personas incluyendo una niña de 4 años y un adolescente, obligaron a las autoridades a implementar medidas de emergencia para controlar la escalada de violencia que azota diferentes sectores de la isla.

El primer tiroteo se registró el domingo en las afueras de Linstead, parroquia de Saint Catherine. La Fuerza de Policía de Jamaica (JCF) confirmó que 5 personas murieron, incluida una niña. Entre las víctimas, reportadas por Associated Press, había mujeres y menores de edad que fueron sorprendidos por el ataque armado.
El segundo ataque tuvo lugar el martes por la noche en Kingston. Un grupo armado disparó desde un vehículo, hiriendo a varias personas, entre ellas a dos niños de 9 años y dos adolescentes. Uno de los adolescentes falleció hoy a causa de las heridas sufridas durante el tiroteo, elevando el saldo mortal de esta nueva ola de violencia.
En ambos hechos, los atacantes escaparon sin ser identificados y hasta el momento no se han producido detenciones.
Imposición de toque de queda
Como consecuencia de estos ataques, las autoridades establecieron un toque de queda en Linstead desde el lunes a las 6:00 pm hasta el miércoles a la misma hora, con el objetivo de controlar la situación y avanzar en las investigaciones.
Estas medidas de emergencia buscan restablecer el orden público mientras las fuerzas policiales intensifican sus operaciones para dar con los responsables de estos ataques que han enlutado a las familias jamaiquinas.
El primer ministro Andrew Holness acudió a Linstead junto a altos funcionarios para acompañar a los familiares de las víctimas y calificó el ataque como «terrorismo criminal» cuyo objetivo es infundir miedo en la comunidad.
El mandatario pidió a la población no proteger a los responsables y recalcó: «Debemos enfocarnos en las víctimas: los tres niños que quedaron atrás por el asesinato de una madre inocente; el padre que lloraba porque su hijo no pudo darle un nieto; la abuela que estaba llorando en su habitación».
A su vez, el jefe de la policía nacional, Kevin Blake, solicitó la colaboración ciudadana para la investigación y aseguró que la institución empleará todos los recursos necesarios para identificar a los implicados. Blake advirtió, según The Guardian: «Es hora de que, como pueblo, seamos intolerantes ante este tipo de comportamiento sin sentido; no necesitamos darles refugio».
Por ahora, las causas de los ataques no se han hecho públicas. Las investigaciones se orientan a disputas internas de pandillas, pero tanto la policía como el gobierno optaron por reservar información sobre los responsables mientras continúan las pesquisas.
Bajo este contexto, Jamaica contabiliza, hasta el 4 de octubre, 522 homicidios en 2024. Esta cifra representa una caída del 41% frente a 2022, cuando se registraron 883 asesinatos, con base en datos de la JCF. El año más violento sigue siendo 2009, con 1,683 homicidios.
Distintos informes destacan como factor clave la entrada ilegal de armas procedentes de Estados Unidos, lo que alimenta la escalada de violencia armada en Jamaica y el Caribe, convirtiendo el tráfico de armas en uno de los principales desafíos de seguridad que enfrenta la región caribeña en su lucha contra el crimen organizado y la violencia de pandillas.