El ciudadano mexicano Manuel López, de 50 años, murió decapitado tras ser atacado brutalmente por un enorme tiburón blanco mientras buceaba a unos 18 metros de profundidad en la bahía de Tobari, en el Golfo de California, México.
El ataque ocurrió el pasado 5 de enero, a eso de las 11 de la mañana, mientras Manuel recogía unos moluscos llamados «callos de hacha» frente a la playa San José pero resultó atacado por el gigantesco escualo, que medía unos 6 metros de largo.
Cabe destacar que la víctima estaba utilizando un sistema de aire bombeado desde la superficie, que consiste en un compresor instalado en su barco el cual bombea aire al buzo a través de varias mangueras conectadas a su traje.
Estaba buceando cuando el animal lo atacó, arrancándole la cabeza de manera impresionante y mordiéndole ambos hombros, declaró un pescador que fue testigo de la horrenda muerte.
Los tiburones blancos rondan habitualmente estas aguas entre los meses de diciembre y enero, cuando las hembras preñadas buscan leones marinos para poder alimentarse.
Estos animales espectaculares miden hasta 6 metros de largo, pesan hasta dos toneladas, tienen 300 dientes muy afilados, poseen un excelente sentido el olfato y pueden nadar a 56 kilómetros por hora.
Varios biólogos han recomendado a los buzos no utilizar trajes de color negro ya que pueden hacer parezcan una foca, que es la presa preferida de los tiburones.
También sugirieron pintar rayas blancas en los trajes para simular el patrón de la serpiente de coral venenosa.
Otro detalle interesante es que los tiburones suelen alejarse después una mordida cuando saben que el humano no era su objetivo; pero lamentablemente un solo mordisco casi siempre es mortal.