La determinación con que dos hombres actuaron al descubrir que sus hijos habían sido llevados ilegalmente a Costa Rica por la mujer con la que convivieron en distintos momentos de sus vidas, demostró su amor y responsabilidad como padres en pro del interés superior de su prole.
Lo ocurrido con una niña de tres años y un niño de ocho (medio hermanos entre sí), se conoció en el Tribunal de Familia de Managua, donde los juzgados octavo y décimo cuarto de distrito de Familia tramitaron las demandas de los padres contra la mamá, por el cuido y crianza de los hijos que procrearon con ella.
Iniciaba este año, cuando uno de los papás -de oficio mecánico- fue informado de que, sin su consentimiento, su hija de tres años había sido llevada a Costa Rica, por quien tiempo atrás fue su compañera de vida. “No necesito tu permiso, porque para eso soy su madre”, le dijo la mujer por el celular, cuándo él le reclamó por la sustracción de la pequeña.
Enterado de que su hijo de ocho años también había sido sustraído por su ex compañera, (madre de la niña de tres años), el otro papá se contactó con el joven mecánico y haciendo causa común se trasladaron legalmente a Costa Rica para recuperar a sus hijos.
Antes de presentarse ante la mamá de los niños, los papás expusieron la situación en el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) de Costa Rica, donde les dijeron que desarrollar la investigación se llevaría un tiempo, por lo cual decidieron actuar directamente.
Fue de esa manera que fueron directo a un centro comercial donde según sus averiguaciones ella permanecía con el niño y la niña.
Frente a frente, los padres persuadieron a la mamá de los niños de que si los entregaba ellos se comprometían a permitirle que los tuviera seis meses a su cuidado, pues si no lo hacía al siguiente día iniciaría la investigación que determinaría que ella los sustrajo de Nicaragua y los metió a Costa Rica de forma irregular.
La nueva pareja de la presunta sustractora reforzó su posición y finalmente, mediante un acuerdo por escrito, la mujer entregó al niño y la niña a sus respectivos padres, quienes los trasladaron a Nicaragua por puntos ciegos y luego regresaron a ese país para retornar ellos por las fronteras.
Esta semana, la jueza décimo cuarto de distrito de Familia, doctora Karen Idania Hernández Hernández, otorgó el cuido y crianza de la niña de tres años a su progenitor, por considerarlo idóneo para ejercerlo.
En tanto, la defensora pública Fernanda García solicitó a la jueza Hernández que permita la comunicación abierta de la niña con su progenitora en la época que pueda visitar Nicaragua y que establezca una pensión de alimentos del 17.5 por ciento de sus ingresos, ya que su otro hijo de ocho años también recibe una pensión por el mismo monto.