Un nicaragüense identificado como Johnny, de 34 años, quien trabajaba cuidando a un anciano y se jacta de ser muy católico, fue condenado a ocho años de cárcel en España por violar a una compatriota mientras lo grababa todo con su teléfono móvil y alardeaba de ello mirando a la cámara, arqueando las cejas, sonriendo y marcando bíceps.
La noticia fue publicada por la página El Español.com, en donde se destaca que el perfil aparentemente angelical de Johnny contrasta con el truculento contenido que justifica la sentencia de la Audiencia Provincial que lo condenó por una atroz violación.
Los hechos fueron destapados tres años después de que ocurrieran gracias a una investigación de la Policía Nacional española contra un grupo dedicado supuestamente a la trata de mujeres nicaragüenses para explotarlas laboralmente.
La fecha clave que destapó el asqueroso ataque sexual es el 18 de abril de 2016, cuando un juzgado de Murcia autorizó a la Policía Nacional la entrada y registro de un inmueble en Murcia donde se instaló el sujeto, tras llegar a España desde su tierra natal, Nueva Guinea, Costa Caribe Sur, de Nicaragua.
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Los agentes venían investigando tiempo atrás a 15 personas, cuatro hombres y once mujeres, naturales de Marruecos, Guinea, Bélgica, Bolivia, España y Nicaragua, entre quienes estaba Johnny.
La información recabada llevó a concluir que los sospechosos colaboraban con dos hermanas nicaragüenses, que se dedican a viajar a Nicaragua para captar a mujeres pobres y con cargas familiares, bajo la promesa de un trabajo en España como empleadas de hogar o como cuidadoras de personas mayores.
Violó a unas 45 mujeres
Las víctimas que aceptaban tenían que devolver a la organización 3.500 dólares por la compra de un billete de avión hasta el aeropuerto de Barcelona y por el billete de autobús con destino a Murcia, así como por el posterior hospedaje en la región para desempeñar su nuevo ‘trabajo’.
A partir de ese momento, las inmigrantes tenían que afrontar jornadas laborales maratonianas. La deuda para salir de Nicaragua incluía fuertes intereses y el costo del alojamiento en tierras murcianas, por lo que algunas de ellas se vieron obligadas a ejercer la prostitución, otras quedaron embarazadas y algunas fueron sometidas a abortos ilegales por miembros de la organización.
En la condena se detalla que Johnny llevó a por lo menos 100 chicas desde Nicaragua, interesadas en el trabajo doméstico en España, pero estando en ese país ejercía un control efectivo sobre ellas, quitándoles su pasaporte y amenazándolas con publicar en las redes sociales grabaciones no consentidas de encuentros sexuales que habría tenido con ellas”.
De hecho, las relaciones estaban guardadas en un disco duro externo, que fue incautado por los investigadores y donde contabilizaron 45 carpetas a nombre de distintas mujeres a las que Johnny grabó obligándolas a tener sexo. De todas ellas, al menos 19 eran nicaragüenses a las que atrajo con engaños para instalarse en aquella región.
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De todo el material pornográfico, la carpeta de una de las víctimas fue la que especialmente llamó la atención de la Policía Nacional porque visualizaron el ataque sexual.
Esas imágenes propiciaron que se abriesen diligencias dobles contra el cuidador de ancianos, quien en una de sus publicaciones de Facebook, tiene una imagen del Papa Francisco, con la reflexión: «No menciones a Dios cuando vas dejando maldad ni te preguntes a ti sola por qué llevo la sal dentro. Repasa tu pasado y encontrarás la respuesta».
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Tal reflexión ha sido premonitoria porque la Justicia ha repasado el pasado de este nicaragüense condenándolo en dos ocasiones, la primera, en 2018, al pago de diversas multas por favorecer la inmigración ilegal. La segunda condena se acaba de hacer pública y revela la salvaje agresión sexual que perpetró contra la compatriota, de 22 años, que llegó a España en situación irregular el 19 de junio de 2013.