Los investigadores de la NASA han descubierto nuevos marcadores para seguir el curso de los ciclos solares, que permiten observar el giro de la materia en el interior del Sol.
De acuerdo con los científicos, los marcadores descubiertos, que son los pequeños puntos brillantes en la atmósfera solar, proporcionan una nueva forma de observar cómo los campos magnéticos evolucionan y se mueven a través de nuestra estrella más cercana, informa la página oficial de la NASA. El hallazgo también indica que es necesario realizar un ajuste sustancial de las teorías establecidas sobre lo que impulsa este ciclo misterioso.
Según explican los científicos el fenómeno del ciclo solar, aproximadamente cada 11 años el astro experimenta un cambio completo de su polaridad y actividad. El extremo de su actividad, conocido como el máximo solar, es un periodo de numerosas manchas solares marcadas con fuertes erupciones que envían radiación y partículas de plasma hacia los confines del espacio.
«Las manchas solares han sido el marcador perenne para la comprensión de los mecanismos que rigen el interior del Sol,» dijo Scott McIntosh, el científico espacial en el Centro Nacional de Investigación Atmosférica en Boulder, estado de Colorado (EE.UU.). «Pero los procesos que forman estas manchas solares no se conocen bien, y mucho menos los que rigen su migración e impulsan su movimiento. Ahora podemos ver que hay puntos brillantes en la atmósfera solar que actúan ‘como boyas ancladas’ de lo que está pasando en la profundidad. Ellos nos ayudan a desarrollar una imagen diferente del interior del Sol».
De acuerdo con la teoría predominante, las manchas solares deberían moverse en sincronía con los flujos de la materia solar desde los polos hasta su ecuador y luego de regreso hacia los polos. Sin embargo, los científicos siempre se preguntaban, por qué en la práctica estas manchas no parecen siempre seguir este patrón.
Es por eso que los astrónomos comenzaron el seguimiento del tamaño de diferentes áreas magnéticamente equilibradas del Sol. Como resultado los investigadores descubrieron áreas inusualmente grandes, del tamaño de Júpiter, y notaron puntos extremadamente brillantes ultravioletas y de rayos X que tendían a flotar alrededor de sus vértices de manera constante hacia el ecuador a lo largo del mismo camino que las manchas solares, pero comenzando a una latitud de unos 55 grados que parece ser crítica para el Sol.