Por décadas, la industria azucarera de Estados Unidos sobornó a los científicos para ocultar que este producto es tan responsable como las grasas saturadas en la aparición de enfermedades en los seres humanos.
Diabetes, enfermedades cardio-vasculares, obesidad… son algunos de los males que por años fueron atribuidos exclusivamente a los alimentos grasosos.
Sin embargo, el azúcar, en sus diferentes presentaciones, también es causa de estos males, en igual medida que lo son las grasas.
¿Pero por qué no se supo sino hasta ahora? Documentos de la propia industria del azúcar, recientemente descubiertos por la Universidad de California San Francisco (USA) y publicados en el JAMA, Journal of the American Medical Association, desvelan que los trabajos de investigación científica de los últimos 50 años fueron manipulados hacia la creencia de que los azúcares procesados no guardan relación alguna con el riego de padecer enfermedades cardio-vasculares.
Según indica en su texto el autor del estudio, Stanton Glantz, Profesor de la U.C.S.F., el objetivo era establecer la relación directa entre el consumo de grasas saturadas y el consecuente perjuicio en nuestra salud y dejar al azúcar fuera de la ecuación.
BBC Mundo señala que los pagos en esta conspiración del azúcar ascendieron a US$6.500 en 1967 (unos US$48.900 actuales) a un grupo de científicos para desligar la sacarosa de sus múltiples consecuencias dañinas en el cuerpo humano.
«Tienes a un grupo de científicos de la Universidad de Harvard, un lugar respetado, escribiendo una reseña muy detallada para una publicación muy respetada, el New England Journal of Medicine, diciendo no se preocupen con el azúcar en lo que tiene que ver con enfermedades coronarias», explica Glantz, citado por BBC Mundo.
La respuesta en forma de recomendación por parte del Departamento de Agricultura de Estados Unidos de reducir al máximo la ingesta de grasas saturadas en la dieta habitual de sus ciudadanos en 1980 muestra el éxito de la maniobra.
Gracias a estos estudios dirigidos, las grasas pasaban a ser las malas de la película mientras que el azúcar quedaba libre de culpa y de ligaduras relacionadas no sólo con el deterioro de la salud, sino también con la obesidad.
De ahí en desarrollo del concepto de alimentación saludable en torno al «libre de grasas», «0% de materia grasas» y otros reclamos similares. Sin tener en cuenta el alto contenido en azúcares procesados, como es el caso de productos como gaseosas, jugos y cereales, entre otros.
Actualmente, la Asociación Estadounidense del Corazón recomienda a las personas no consumir más de 9 cucharadas de azúcar al día, en el caso de los hombres, y no más de 6 cucharadas en el caso de las mujeres. El promedio de consumo actual es de 22 cucharadas.
(Con información de Agencias)