La noche de este domingo nuestro satélite natural se verá más grande que nunca. Esa misma noche caerá también una lluvia de estrellas.
Si nunca ha visto una «Súper Luna», la noche de este domingo y la madrugada del lunes será la mejor oportunidad que tendrá.
Este fin de semana en el cielo se verá la mayor del año, la Luna más grande y luminosa de 2014 según los astrónomos.
Para entender el fenómeno lo primero que hay que saber que nuestro satélite natural no crecerá de tamaño. Lo que sucederá es que alcanzará el Perigeo, el punto de su órbita en que está más cercano a la Tierra llegando a unos 300 mil kilómetros de distancia.
Por esa razón quien mire la Luna esa noche y madrugada la percibirán más grande (un 14% más de lo habitual) y también más brillante (un 30% más de luminosidad).
El perigeo no es un fenómeno inusual, de hecho ocurre una o dos veces por mes. Lo particular de este es que coincidirá con la fase de Luna llena, por lo que el satélite se convertirá en una «Súper Luna».
Este fenómeno se repetirá el próximo 9 de septiembre.
Pero este domingo 10 de agosto los ojos de los astrónomos no estarán puestos en el cielo por un sólo fenómeno, sino que por dos.
«Lluvia de las Perseidas»
La «Súper Luna» viene acompañada por la «lluvia de las Perseidas», y lucharán por el protagonismo de la noche..
Según Bill Cooke, de la Oficina de Medio Ambiente sobre Meteoritos de la NASA, el que estén ambos fenómenos juntos «es una mala noticia para las Perseidas».
«El resplandor lunar borra el telón de fondo negro aterciopelado requerido para ver meteoros débiles y reduce drásticamente los rastros», dice el experto quien asegura que la luminosidad de la Luna llena opacará a la lluvia de meteoritos.
Las Perseidas son pequeñas partículas de polvo cósmico, algunas menores que un grano de arena, que dejó el paso del cometa Swift Tuttle en su viaje alrededor del Sol y que realiza cada 130 años.
La estela de partículas es atravesada cada año por la Tierra en su órbita alrededor del Sol. En ese momento las partículas de polvo se desintegran al entrar a gran velocidad en la atmósfera terrestre, creando lo que popularmente conocemos como estrellas fugaces.