Ha pasado más de un siglo desde que un hombre sembró el terror en las calles de Londres arrancando las vísceras y las entrañas a cinco prostitutas. Sin embargo, y a pesar de que se ha hecho famoso en el mundo entero por su nombre, la verdadera identidad de «Jack el Destripador» ha sido desde siempre un misterio.
De hecho, hasta el día de hoy existen más de un centenar de teorías que inculpan a otros tantos sospechosos. Entre ellos destacan las que apuntan a miembros de la familia real británica, abogados, cirujanos e, incluso, una mujer acaudalada.
No obstante, un investigador británico llamado Russell Edwards acaba de aportar su granito de arena para tratar de dar credibilidad a una posibilidad que ya se barajaba allá por el siglo XIX. Ésta, afirmaba que el asesino era un joven polaco llamado Aaron Kosminski.
Para confirmar que Kosminski fue el asesino, Edwards (un escritor que dentro de pocas días publicará un libro llamado «Naming Jack the Ripper» -«Identificando a Jack el Destripador»- explicando los pormenores de su investigación) adquirió en una subasta un chal que, presuntamente, perteneció a Catherine Eddowes, la segunda víctima de este macabro asesino. Según afirma el inglés, esta prenda fue recogida del cadáver de la joven por un sargento de Scotland Yard llamado Amos Simpson.
Al parece, el sargento regaló el chal a su mujer que, al verlo manchado de sangre, se negó a ponérselo. Por ello, la prenda fue pasando de generación en generación hasta que fue adquirida por Edwards en 2007 durante una subasta en Bury St. Edmunds, en el condado inglés de Suffolk.. Una vez que lo tuvo en sus manos, el escritor decidió enviarlo al profesor de biología molecular Jari Louhelainen, de la universidad John Moores de Liverpool, para que examinara minuciosamente los restos que pudiera haber en el.
Tras hacer múltiples pruebas al chal, el profesor determinó que había dos tipos de sangre en él, además de restos de semen. Una vez halladas estas pistas, Edwards y su socio científico compararon las muestras encontradas en el rebozo con las de descendientes del supuesto asesino y la ocasional prostituta. Las pruebas fueron concluyentes: en la prenda había restos pertenecientes a Catherine Eddowes y a Aaron Kosminski, un joven polaco de 23 años que fue acusado durante la investigación realizada en el SXIX pero que quedó libre debido a la escasez de pruebas.
Por todo ello, Edwars afirma «definitiva, categórica y absolutamente» que el polaco es el autor del crimen. «Poseo la única prueba forense en la historia del caso. Me he pasado catorce años trabajando en ello, y por fin hemos resuelto el misterio de quién era Jack el Destripador, solo los incrédulos que quieren perpetuar el mito dudarán del descubrimiento. Esto es definitivo: lo hemos desenmascarado», explica el escritor, de 48 años. «Cuando descubrimos la verdad, fue la sensación más increíble de toda mi vida. Gracias a Dios que el chal nunca se lavó, pues contenía pruebas clave», completa el autor.
Según afirman actualmente los archivos de Scotland Yard (los cuales pueden visitarse parcialmente en su página web) Aaron Kosminski fue uno de los principales sospechosos de haber asesinado a las prostitutas en el barrio de Whitechapel (ubicado al este de Londres). Afectado por severos problemas mentales, este judío emigró desde Polonia (su tierra natal) en 1881 hasta Gran Bretaña, donde consiguió trabajo como peluquero, una casa y un porvenir bastante aceptable.
Kosminski contaba 23 veranos a sus espaldas cuando Jack el Destripador empezó a aterrorizar a los ciudadanos británicos. Tras los primeros asesinantos, no tardó en ser acusado por sir Melville Macnaghten (uno de los investigadores de la Policía Metropolitana Londinese -la cual, posteriormente, fue llamada Scotland Yard-) por su gran animadversión a las mujeres. Sin embargo, no se pudo demostrar su relación con el caso debido a que fue ingresado en 1891 en un psiquiátrico donde, años después, se acabaría suicidando.