El cambio climático está calentando rápidamente los lagos del mundo, amenazando las reservas de agua dulce y los ecosistemas, según un nuevo estudio, el más extenso de su clase.
Valiéndose de más de 25 años de datos de temperatura obtenidos mediante satélite y de mediciones terrestres de 235 lagos en todos los continentes, el equipo de Stephanie Hampton, de la Universidad del Estado de Washington, en Pullman, Estados Unidos, y Catherine O’Reilly, de la Universidad Estatal de Illinois en el mismo país, ha descubierto que estos se están calentando un promedio de 0.34 grados centígrados (0.61 grados Fahrenheit) por década.
Esto supera al ritmo de calentamiento de los océanos o al de la atmósfera, y podría tener efectos notables.
A medida que las tasas de calentamiento aumenten durante el próximo siglo, se teme que crezcan en un 20 por ciento las proliferaciones masivas de algas en lagos, las cuales pueden sustraer en gran medida el oxígeno del agua.
Se calcula que se incrementarán en un 5 por ciento aquellas que son tóxicas para peces y otros animales.
Las emisiones de metano, un gas de efecto invernadero 25 veces más potente que el dióxido de carbono en escalas de tiempo de 100 años, aumentará un 4 por ciento a lo largo de la próxima década, si estas tasas continúan.
Para el estudio se usó una combinación de datos de satélite y de mediciones en superficie, como boyas con instrumentos, como esta en el lago Tahoe en la frontera entre California y Nevada, a fin de obtener una visión detallada de las temperaturas cambiantes en los lagos de todo el mundo. Las boyas como esta miden la temperatura del agua desde arriba y por debajo.
Los resultados de la nueva investigación sugieren que estos grandes cambios en nuestros lagos no son solo inevitables, sino que probablemente ya están sucediendo, tal como advierte O’Reilly, quien en investigaciones anteriores ya ha comprobado declives de productividad en lagos con temperaturas en aumento.
La humanidad depende del agua superficial para la mayor parte de las necesidades humanas. No solo para beber u otros usos domésticos, sino también para irrigar cultivos, para fabricar cosas y para producir energía.
Los peces de agua dulce son también un recurso alimenticio importante en determinadas áreas del mundo.