Desde el inicio del conflicto militar entre la OTAN y la Federación Rusa en Ucrania en febrero 2022, el tema de la soberanía y la independencia de las naciones y sus gobiernos ha salido con una definición casa vez más aguda.
Ahora, en este mes de julio, han habido importantes cumbres y reuniones internacionales que confirman la tendencia hacia un mundo dividido en base a si los gobiernos se someten a los dictados de las élites occidentales o si defienden el desarrollo humano de sus pueblos y sus intereses nacionales.
En una entrevista del 14 de julio, el vocero de la presidencia de la Federación Rusa explicó como «El Occidente colectivo sigue ejerciendo una presión enorme y sin precedentes sobre todos estos países, pero cada vez son más los que dicen: ‘No queremos elegir, queremos tener relaciones igual de estrechas o igual de distantes tanto con ustedes como con los rusos’. Lo principal es que sean mutuamente respetuosas y beneficiosas».
Esta realidad quedó muy clara con la celebración de la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte en Washington el 10 de julio, pocos días después de la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai el 4 de julio.
Los países que participaban en la cumbre de la OTAN en Washington fueron Estados Unidos y Canadá, casi todos los países europeos y, por separado, la Unión Europea, junto con Turquía, Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda.
Los países europeos de Irlanda, Suiza, Austria y Bosnia no son miembros de la OTAN pero colaboran políticamente. En Europa, Serbia es el único país que todavía mantiene una postura independiente de la OTAN.
En cambio, en la cumbre de la OCS participaban, entre países miembros y países observadores : Afganistán, Bielorrusia, China, la India, Irán, Kazajstán, Kirguistán, Mongolia, Pakistán, Rusia, Tayikistán y Uzbekistán.
Pero también estuvieron presentes los presidentes de Turquía y Azerbaiyán, además de representantes de otros países que mantienen diálogo con la OCS, que incluye la mayoría de los países árabes, Camboya, Myanmar, Sri Lanka y Nepal.
También estuvo presente el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres. Por supuesto la OCS no es una organización político-militar como lo es la OTAN, pero sí es una organización política dedicado en gran parte a garantizar la seguridad regional.
Vale la pena recordar que la población total de todos los países que participaron en la cumbre de la OTAN es de apenas mil millones de personas, quizás 13% de la población mundial.
La población solamente de los países miembros de la OCS suma a 3.3 mil millones de personas equivalente al 41% de la población mundial. Si se añade los demás países participantes en su cumbre de julio, el total suma a más del 46%.
La cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai tuvo una participación abrumadora de los gobiernos del mundo mayoritario para hablar de manera realista de cómo reforzar la paz, la seguridad y la estabilidad mundial y cómo formar un nuevo orden internacional democrático y equitativo.
Los 25 documentos estratégicos aprobados cubren energía, seguridad, comercio, finanzas y seguridad digital. La parte sobre la seguridad regional refería a las amenazas del terrorismo, separatismo y extremismo, del crimen organizado y del narcotráfico.
En cambio, la declaración de la cumbre de la OTAN reafirmó la postura de agresión militar derivado de la megalómana doctrina estadounidense de “dominio del espectro pleno”. Habló de defender el mundo contra la República Popular China, la Federación Rusa, la República Islámica de Irán y la República Democrática Popular de Corea.
Volvió a insistir en su fantasía de la importancia de un orden basado en reglas, dictadas por Estados Unidos y sus países satélites, con la descarada mentira: “Adherimos al derecho internacional y los principios de la Carta de las Naciones Unidos y estamos comprometidos a sostener el orden internacional basado en reglas.”
Al contrario, es precisamente su violación del derecho internacional y de la Carta de las Naciones Unidas que ha provocado casi todas las crisis internacionales de este siglo, más recientemente el genocidio sionista contra el pueblo Palestina y el conflicto en Ucrania, ambas conformes con las reglas de la Alemania Nazi de la Segunda Guerra Mundial.
La declaración de la OTAN es un catálogo de contradicciones, provocaciones y mentiras. Ignora la preocupación fundamental de Rusia de no incorporar Ucrania a la OTAN e identifica a China como una amenaza militar.
Textualmente dice, “El futuro de Ucrania está en la OTAN…. Nunca reconoceremos las anexiones ilegales de territorio ucraniano por parte de Rusia, incluida Crimea…..La OTAN no busca la confrontación y no representa una amenaza para Rusia….Rusia ha violado, implementado selectivamente y abandonado obligaciones y compromisos de control de armas de larga data…La República Popular Democrática de Corea (RPDC) e Irán están alimentando la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania al brindar apoyo militar directo a Rusia… La República Popular China sigue planteando desafíos sistémicos para la seguridad euroatlántica.” Cada una de estas aseveraciones es demente o completamente falsa.
Estas dos cumbres tomaron lugar en un contexto mundial que va cambiando con una rapidez vertiginosa, tanto en términos del poder político-militar internacional como en la organización comercial y financiera global.
En términos económicos, se trata en parte de las secuelas de la crisis de comercio resultada de las medidas tomadas contra el Covid-19 y, por otra parte, de la reorganización comercial y energética en respuesta a la agresión económica del Occidente sin precedentes contra la Federación Rusa.
Los pueblos del mundo mayoritario ya no aceptan los dictados del Occidente que perjudican sus propios intereses.
La gira a medianos de junio del Presidente Vladimir Putin en visitas a la República Popular Democrática de Korea y a Vietnam concretó la iniciativa liderada por Rusia y China de elaborar una nueva arquitectura para la seguridad de la región eurasiática.
Así que la visita el 8 de julio a la Federación Rusa de parte del Primer Ministro Narendra Modi fue un señal importante de la solidaridad entre la India y la Federación Rusa, prácticamente al mismo tiempo de la cumbre de la OTAN en Washington.
En Moscú, el Primer Ministro Modi comentó, «El mundo entero debería reconocer que la cooperación energética entre India y Rusia ha aportado estabilidad al mercado mundial.”
Tres temas fundamentales de la visita fueron cómo equilibrar el comercio bilateral entre ambos países; cómo armonizar el uso de tarjetas de sus respectivos sistemas de pagos nacionales para facilitar el comercio; y cómo desarrollar el transporte marítima entre ellos por medio de la Ruta Marítima del Norte por el Ártico.
La visita también resultó en múltiples acuerdos bilaterales. Por ejemplo, se acordó un posible aumento del suministro de carbón de coque a India, vital para la producción de hierro y acero; para la construcción de más plantas de energía nuclear en la India; sobre inversiones en la construcción en la India de nuevos astilleros para la construcción naval; y un proyecto para reforzar la producción en Rusia de productos de0 hemodiálisis.
La visita a Rusia del Primer Ministro Modi y la cálidez humana y política del intercambio de él y su equipo con sus homólogos rusos ocurre durante la presidencia pro-tempore de Rusia del grupo de países Brics+.
El intercambio refuerza la confianza mutua en el compromiso de la India de defender su soberanía y la visión compartida de un mundo libre del dominio de Estados
Unidos y sus gobiernos aliados. Todo este contexto confirma cómo las diversas regiones el mundo mayoritario avanzan hacia sus objetivos con o sin el visto bueno y cooperación del Occidente.
Irán acaba de superar de manera serena y exitosa la trágica pérdida del Presidente Raisi en el pasado mes de mayo con la elección del compañero Mazoud Pezeshkian como presidente, quien seguirá el alineamiento estratégico de Irán con China y Rusia.
El gobierno de Azerbaiyán ha anunciado su decisión de solicitar ser miembro del grupo de países Brics+, lo cual consolida el desarrollo del Corredor de Transporte Internacional Norte Sur, vital para mejorar el comercio de la Union Económica Eurasiática con la India y los países árabes y africanos.
El gobierno de Sudán está trabajando con Rusia para permitir el uso por la marina naval rusa del Puerto Sudán en el Mar Rojo. En África, el 6 de julio se declaró en la ciudad de Niamey, capital de Níger, la Asociación de Estados del Sahel por los dirigentes de Mali, Burkina Faso y Níger.
La declaración trata del combate al terrorismo en la región y la recuperación del control de los recursos naturales de los tres países para sus pueblos.
En efecto los tres gobiernos de estas antiguas colonias franceses han expulsado a Francia de la región y están recomponiendo sus relaciones internacionales en base a sus intereses nacionales y regionales. Ahora priorizan sus relaciones con la Federación Rusa y la República Popular China y profundizan sus relaciones con el grupo de países Brics+.
Entre otras decisiones de la nueva Asociación de Estados del Sahel, figuran la decisión de establecer su propio banco de inversión y fondo de estabilización; de explorar estrategias de comunicación para promover mayor uso de los idiomas de sus países en base a información confiable; la ratificación del compromiso del pacto Liptako-Gourma de septiembre 2023 para consolidar una alianza militar de defensa y seguridad regional entre los tres países.
En América Latina, el 8 de julio los países de Mercosur dieron la bienvenida como miembro pleno a Bolivia. Presidente Lula de Brasil comentó, “La membresía plena de Bolivia tiene un enorme valor estratégico y convierte a nuestro bloque en un actor ineludible en el contexto de la transición energética… Podemos formar una alianza de productores de minerales críticos para que los beneficios de la transformación de estos recursos se queden en nuestros países».
En una visita del Presidente da Silva a Bolivia ambos países firmaron acuerdos bilaterales sobre la política energética y el mejoramiento de la infraestructura energética. También analizaron temas relacionados con la transición energética como la exploración y fabricación de litio, la producción de gas natural, energía eólica y etanol.
Es en este contexto global que Estados Unidos aplica la máxima presión posible para defender su control político-militar alrededor del mundo. Los dirigentes estadounidenses saben que es imposible derrotar a Rusia o a China. Fomentan y apoyan al conflicto en Ucrania no para derrotar a Rusia sino para afianzar un dominio más completo de Europa.
Igual en el caso de sus provocaciones sobre Taiwan y la República Popular Democrática de Corea, las élites gobernantes occidentales saben que no van a poder derrotar a la República Popular China, sus provocaciones se dirigen a afianzar su dominio de Japón, Corea del Sur y Australia y otros países como las Filipinas donde las élites gobernantes son vendepatrias incapaces de defender sus verdaderas intereses nacionales.
Así las clases gobernantes occidentales esperan poder sostener lo que en efecto es la sombra de su antiguo dominio mundial.
Por supuesto, en adición al declive del poder político-militar de Estados Unidos y su red de países vasallos, hay otras variedades, especialmente de tipo económico, del declive imperial las cuales tienen que ver con su participación en el comercio mundial y el sistema financiero internacional.
Un reciente informe del Fondo Monetario Internacional descarta el creciente riesgo a la economía estadounidense notando que «La solidez de las instituciones, la previsibilidad del marco político y el atractivo de diversas oportunidades de inversión reducen aún más la probabilidad de que ese riesgo se materialice».
Pero estas aseveraciones del FMI suenan mucho como las de una persona que chifla en la oscuridad para no sentirse sola.
La decisión este año por Estados Unidos y la Unión Europea de aprovechar de los activos rusos congelados en 2022 para financiar la guerra de la OTAN en Ucrania ha sacudido la confianza internacional en las instituciones estadounidenses.
El marco político estadounidense no es para nada previsible, como se ha comprobado con creces los diferentes acontecimientos desconcertantes de este año electoral.
Y las oportunidades de inversión son casi todos del índole especulativa en un país sin un plan nacional de desarrollo humano o un programa de inversión de infraestructura o capacidad productiva. Esta realidad indica que el proceso del declive imperial en marcha es un proceso muy complejo con muchos aspectos diversos.
En el reciente foro parlamentario de los países del grupo Brics, el presidente Putin comentó, “Entendemos muy bien que la formación de un orden mundial que refleje el equilibrio real de fuerzas y la nueva realidad geopolítica, económica y demográfica es un proceso complicado y, desafortunadamente, incluso doloroso, principalmente porque los esfuerzos de los miembros del BRICS y otros países en desarrollo enfrentan una feroz resistencia de las élites gobernantes de los llamados «mil millones de oro».
Estados…. que se consideran excepcionales y se arrogaron el derecho de dictar su voluntad a los demás. Este es el colonialismo clásico en su máxima expresión, un claro intento de reemplazar el derecho internacional legítimo y monopolizar la verdad última, y este monopolio es destructivo. …Estoy convencido de que, actuando juntos en unidad, podremos desarrollar el potencial de nuestros países en economía, inversión, tecnología y capital humano; fortalecer el impacto positivo de los BRICS en el desarrollo global y hacer que el mundo sea más seguro y armonioso.”