El manifiesto Luz y Verdad fue suscrito el 15 de febrero del año 1931 por el General nicaragüense Augusto C. Sandino desde Las Segovias. Este ratifica su fe y proyección espiritual sobre el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional.
Luz y Verdad:
Manifiesto a los miembros de nuestro Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua.
Impulsión divina es la que anima y protege a nuestro Ejército, desde su principio y así lo será hasta su fin.
Ese mismo impulso pide en Justicia de que todos nuestros hermanos, miembros de este Ejército, principien a conocer, en su propia Luz y Verdad, de las leyes que rigen el Universo.
Pues bien, hermanos:
Todos vosotros presentís una fuerza superior a sí mismos y a todas las otras fuerzas del Universo. Esa fuerza invisible tiene muchos nombres, pero nosotros lo hemos conocido con el nombre de Dios.
Seguramente que entre vosotros hay muchos quienes han querido encontrar la oportunidad de quien les explique esas cosas tan hermosas.
Pues bien, hermanos:
Lo que existió en el Universo, antes de las coas que se pueden ver o tocar, fue el éter como sustancia única y primera de la Naturaleza (materia). Pero antes del éter, que todo lo llena en el Universo, existió una gran voluntad; es decir, un gran deseo de Ser lo que no era, y que nosotros lo hemos conocido con el nombre de Amor.
Por lo explicado se deja ver que el principio de todas las cosas es el Amor: o sea Dios. También se le puede llamar Padre Creador del Universo. La única hija del Amor, es la Justicia Divina.
La injusticia no tiene ninguna razón de existir en el Universo, y su nacimiento fue de la envidia y antagonismo de los hombres, antes de haber comprendido su espíritu.
Pero la incomprensión de los hombres solamente es un tránsito de la vida universal; y cuando la mayoría de la humanidad conozca de que vive por el Espíritu, se acabará para siempre la injusticia y solamente podrá reinar la Justicia Divina: única hija del Amor.
Pues bien, hermanos:
Muchas veces habréis oído hablar de un Juicio Final del mundo.
Por el Juicio Final del mundo se debe comprender la destrucción de la injusticia sobre la tierra y reinar el Espíritu de Luz y Verdad, o sea el Amor.
También habréis oído decir de que en este siglo veinte, o sea en el Siglo de las luces, es la época en que estaba profetizado el Juicio Final del mundo.
Pues bien, hermanos:
El siglo en cuestión se compone de cien años y ya vamos corriendo sobre los primeros treinta y uno; lo que quiere decir de que esa hecatombe anunciada deberá de quedar definida en estos últimos 69 años que faltan.
No es cierto que San Vicente tenga que venir a tocar trompeta, ni es cierto de que la tierra vaya a estallar y que después se hundirá; no.
Lo que ocurrirá es lo siguiente:
Que los pueblos oprimidos romperán las cadenas de la humillación, con que nos han querido tener postergados los imperialistas de la tierra.
Las trompetas que se oirán van a ser los clarines de guerra, entonando los himnos de la libertad de los pueblos oprimidos contra la injusticia de los opresores.
La única que quedará hundida para siempre es la injustica; y quedará el reino de la Perfección, el Amor; con su hija predilecta la Justicia Divina.
Cábenos la honra, hermanos, de que hemos sido en Nicaragua los escogidos por la Justicia Divina a principiar el juicio de la injusticia sobre la tierra. No temáis, mis queridos hermanos; y estad seguros, muy seguros y bien seguros de que muy luego tendremos nuestro triunfo definitivo en Nicaragua, con lo que quedará prendida la mecha de la «Explosión Proletaria» contra los imperialistas de la tierra.
Sinceramente vuestro hermano.
Cuartel General del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua, El Chipotón, las Segovias, Nic., C.A., 15 de febrero de 1931.
Patria y Libertad