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domingo, junio 8, 2025

El Occidente Colectivo, prensado entre Ilusiones y Realidad

Aunque no de una manera uniforme y predecible, muchos factores indican que el declive del Occidente colectivo se está acelerando relativo a los países más fuertes del mundo mayoritario. China y Rusia han superado las economías y sociedades occidentales en términos económicos y de poder militar convencional. Los expertos en la materia consideran que Rusia ahora supera los Estados Unidos norteamericanos en la capacidad y modernidad de sus fuerzas de disuasión nuclear. Otros países poderosos como la India y poderes regionales como Brasil, Indonesia e Irán, entre otros, colaboran con Rusia y China para desarrollar intercambios comerciales, financieros y tecnológicos más independientes de los mercados y economías norteamericanos y europeos.

Ahora las élites norteamericanas y europeas se dan cuenta que Rusia tiene suficiente mercado sin los países occidentales para hacer crecer su economía a pesar de miles de medidas coercitivas aplicadas en su contra y el secuestro de más de US$300 mil millones de activos rusos en el sistema financiera occidental. Tampoco han podido extorsionar a China, ni por la aplicación de medidas coercitivas unilaterales de los años anteriores ni por el chantaje de una guerra de aranceles bajo la nueva administración del presidente Trump. De hecho, los Estados Unidos norteamericanos y los países de la Unión Europea ahora sufren inherentes contradicciones que implican una profunda crisis política y socio-económica aunque sea con matices diferentes para sus respectivas élites gobernantes.

La debilidad e incoherencia y el fascista racismo, intolerancia y agresión de la administración norteamericana se complementa por la corrupción, incompetencia, fascista belicismo y bruta represión de la dirigencia de la Unión Europea. Los gobiernos en Europa han demostrado ser incapaces de asimilar el declive de su poder y para arreglar de manera mutuamente beneficioso de sus diferencias con China y Rusia. En su política exterior, intentan mantener relaciones comerciales con China mientras optan por mayor militarismo contra los intereses de China en Asia a la vez que discuten la división de funciones en la agresión de la OTAN contra Rusia. A nivel interno, proponen mayor austeridad económica, menos gasto social y mayor gasto militar a la vez que implementan mayor represión a la oposición política y a la libertad de expresión en general.

En Alemania, por ejemplo, las autoridades están considerando declarar ilegal al mayor partido de oposición, la Alternativa para Alemania (AFD). En Francia, las autoridades han descalificado como candidata en futuras elecciones nacionales a la principal dirigente opositora, Marie Le Pen. En casi todo Europa, las autoridades aplican las leyes anti-terroristas para reprimir a las personas que expresan ser solidarias con Palestina. El fomento de la rusofobia desde 2014 ha impuesto una cultura de auto-censura en los medios de comunicación y en la vida pública en general que hace imposible comunicar una información veraz y confiable para una discusión racional y sensata de la guerra de la OTAN en Ucrania o de las relaciones bilaterales con la Federación Rusa.

Desde 2014 los gobiernos europeos apoyaron al régimen de simpatizantes nazis en Ucrania en sus genocidas ataques terroristas contra la población rusoparlante del este del país. Hasta febrero de 2022 actuaron deliberadamente bajo la OTAN para provocar una respuesta militar por Rusia en defensa de esa población civil en Donbass. Durante más de tres años han atacado al territorio ruso con sus mejores sistemas de armamentos, con personal militar occidental al mando de las operaciones armadas de Ucrania y con sus sistemas más sofisticados de información, vigilancia y reconocimiento. Sin embargo, insisten a sus poblaciones en Europa que Rusia es el agresor. Ahora, han perdido la guerra en Ucrania y Rusia está decidida a imponer los términos políticos de la derrota.

En paralelo con este claro debacle político-militar, el año pasado los líderes de los países de la Unión Europea aceptaron un informe del ex jefe del Banco Central Europeo, Mario Draghi, también ex-jefe de las operaciones europeas del poderoso banco de inversiones norteamericano Goldman Sachs. Naturalmente, el señor Draghi recomendó un cambio en las normas financieras europeas para permitir mayores niveles de la deuda pública. Por supuesto, es una respuesta para compensar la pérdida de los cientos de miles de millones de Euros malgastados bajo ordenes norteamericanos en apoyo al corrupto régimen de simpatizantes nazis en Ucrania.

En su informe, el señor Draghi recomendó una inversión de €800 mil millones al año, principalmente al beneficio de la empresa privada nacional y transnacional, para recuperar la competitividad de la economía europea. Es obvio que estos altísimos niveles de gasto público impuestos sobre las poblaciones europeas tendrán graves secuelas imprevisibles políticas y electorales a la vez que se aplica cada vez mayor represión contra la oposición política. La ilusión más peligrosa de los gobiernos europeos es que sigan siendo un poder consecuente en el mundo cuando, en verdad, sus élites gobernantes han sometido sus sociedades a servir prácticamente de manera colonial a la política exterior de las élites norteamericanas.

Las grandes empresas norteamericanas controlan importantes empresas de sectores claves de la economía europea que, a renunciar el gas barato ruso suministrado eficazmente por gasoductos durante décadas, ha vuelto dependiente, a un costo mucho más alto, del gas natural licuado de las empresas norteamericanas. Ahora, en el pasado mes de marzo, Ursula von der Leyen, corrupta presidenta de la Comisión Europea, presentó un plan llamado “Rearmando Europa” para aumentar el gasto militar de los 27 países europeas en un monto total de €800 mil millones en los próximos cuatro años. Europa no tiene suficiente capacidad industrial para fabricar, en ese lapso de tiempo, las armas y municiones que el plan contempla adquirir con el objetivo de poder seguir amenazando a la Federación Rusa.

Al aumentar de esta manera anti-democrática su gasto militar, los gobiernos europeos tendrán que comprar de las grandes empresas norteamericanas importantes cantidades de equipos y armamentos sobrevalorados y de hecho inferiores a sus equivalentes rusos. En todo este contexto la OTAN ha anunciado su expansión hacia Asia para hostigar a China. Los gobiernos europeos apoyan de manera concreta las amenazas agresivas y provocaciones militares norteamericanas contra el gobierno de la República Popular China a la vez que las exportaciones europeas dependen de tener acceso al enorme mercado de ese país. En este sentido también las élites gobernantes europeas traicionan ambos la soberanía e independencia de sus países y también los intereses esenciales de sus pueblos

Por su parte, las élites norteamericanas no aceptan su derrota militar por la Federación Rusia y tampoco pueden vencer comercialmente a la economía de la República Popular China. Poco a poco se dan cuenta que ni pueden sostener su anterior superioridad tecnológica con respecto a ninguna de las dos. En el caso de sus amenazas de agresión militar contra la República Islámica de Irán, las autoridades norteamericanas lo están pensando dos veces luego que no pudieron vencer al movimiento Ansarullah en Yemen. Seguramente, durante la reciente visita del presidente Trump a los países del Golfo Pérsico, las monarquías árabes le explicaron que una guerra con Irán sería un desastre tanto para sus países como para los intereses económicos norteamericanos.

En su política exterior y en su política doméstica, las medidas del presidente Trump chocan contra la implacable realidad. Su guerra de aranceles sabotea su objetivo de consolidar las cadenas de suministro de la economía norteamericana y, en la medida posible, traerlas más cerca geográficamente. El Comité Económico Conjunto del Congreso norteamericano reportó en 2024 “Las recientes interrupciones económicas mundiales han subrayado la necesidad de cadenas de suministro resilientes en los Estados Unidos… (Canadá y México) tienen un papel importante que desempeñar en la mejora de la confiabilidad de la cadena de suministro, el aumento del comercio y la producción económica”.

De hecho, el agresivo aumento de aranceles contra Canadá y México y otros socios comerciales afecta de manera muy negativa a todo el sector de la fabricación industrial norteamericana lo cual se ha recuperado levemente durante los últimos diez años a pesar del marcado declive del número de empleados en el sector. El sector de manufacturas aporta 12% del PIB del país comparado con alrededor de 15% para la Unión Europea y alrededor de 25% para China. Un estudio de Goldman Sachs sobre el impacto del aumento de aranceles calcula una pérdida neta de 400,000 empleos debido al aumento consiguiente a los nuevos aranceles de hasta 15% en los costos de las empresas de manufactura y los ajustes correspondientes en las cadenas de suministro

Otra medida de la administración del presidente Trump que contradice la política de fortalecer la economía y generar empleo es el recorte en el financiamiento del gobierno a la investigación científica que es fundamental para mantener la competitividad tecnológica. Este año se ha recortado el presupuesto de la Fundación Nacional de la Ciencia en más de 55%, de US$9.2 a US$4.1 mil millones. Por comparación, en 2024, el presupuesto del gobierno de la República Popular China para la investigación básica científica subió 10% a alrededor de US$14 mil millones. La creencia neoliberal que la empresa privada llenará este crítico vacío es pura fantasía. A todos estos factores económicas se suma los recortes a la salud pública y la fascista política de represión contra las familias migrantes que también destruye un parte fundamental de la mano de obra disponible en la economía norteamericana.

Las élites gobernantes del Occidente colectivo no van a recuperar el terreno perdido en las relaciones internacionales ante China y Rusia y sus países socios. La elección la semana pasada por 115 países de Rusia al Consejo Económico y Social de la ONU demuestra el fracaso del intento occidental de aislar a la Federación Rusa. Por muchos motivos, pero especialmente por su complicidad en el genocidio sionista contra el pueblo palestino, el prestigio y autoridad de los países occidentales a nivel internacional queda en ruinas. Lo demuestra eventos como el Foro China-CELAC, la cumbre trilateral entre China, ASEAN y los países árabes del Golfo Pérsico y también las excelentes relaciones de China y Rusia con los países africanos.

Para el momento, medido por la paridad del poder adquisitivo, los Estados Unidos norteamericanos sigue siendo la segunda economía más importante en el mundo después de la República Popular China, y seguido por la Unión Europea, la India, Rusia y Japón. Pero todo indica que las fascistas élites gobernantes del Occidente colectivo van a desperdiciar su todavía muy significativo capacidad económica en mayor inútil militarismo a nivel internacional y progresivamente peor represión económica y política contraproducente de sus poblaciones a nivel interno. Para América Latina, las políticas norteamericanas son la negación categórica de la visión del Presidente Xi Jinping al Cuarto Foro Ministerial China-CELAC:

“China se dispone a trabajar con ALC para implementar juntos la Iniciativa para la Civilización Global, establecer el concepto de la civilización de la igualdad, el aprendizaje mutuo, el diálogo y la inclusión, y realzar los valores comunes de la humanidad de la paz, el desarrollo, la equidad, la justicia, la democracia y la libertad… No importa cómo cambie la situación internacional, China siempre será un buen amigo y un buen socio de los países de ALC. Que aunemos nuestros esfuerzos y avancemos de la mano y hombro a hombro en nuestra respectiva marcha hacia la modernización, escribiendo juntos un nuevo capítulo de la construcción de la comunidad de futuro compartido China-ALC.”

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