Análisis de los impactos de las persistentes políticas de desestabilización implementadas por las élites gobernantes de Estados Unidos y sus países satélites, alrededor del mundo, tiende a enfocar sobre su impacto político.
Sin embargo, de igual o mayor importancia desde el punto de vista de las élites occidentales es la perturbación e interrupción del desarrollo exitoso de las relaciones comerciales y financieras intercontinentales independientes del sistema económico occidental.
Desde esa perspectiva, una manera de ver el desarrollo del grupo de los países del grupo BRICS+ es como un proceso de la recuperación de las redes y relaciones comerciales, financieras y tecnológicas entre, por un lado, el mundo islámico de la Asia Occidental y el imperio Chino y, por otro lado también, de Asia con África.
Durante el período desde antes de la Edad Media hasta el Siglo 17, la región desde Asia Occidental hasta los territorios del imperio chino fue la más activa y poderosa zona económica hasta la conquista de América Latina por los países europeos y el desarrollo por ellos de nuevas rutas comerciales marítimas intercontinentales.
Luego durante los Siglos 17 y 18, los poderes europeos establecieron sus imperios en prácticamente todo el mundo mayoritario y, desde esa época hasta el inicio de este Siglo 21, han dominado la economía global, su comercio, sus finanzas y su tecnología.
Lo esencial del desarrollo de un mundo multicéntrico basado en relaciones internacionales más democráticas es que impulsa y acelera el fin del pillaje neocolonial del modelo del mal llamado libre comercio occidental.
También, el restablecimiento de las históricas relaciones económicas y culturales entre los pueblos de África y Asia, representa el vencimiento cultural y político-afectivo de la sistemática barbarie de los siglos del colonialismo.
Esta realidad explica la psicología político-afectivo basado en la igualdad y el respeto practicado por la Organización de Cooperación de Shanghai, la Unión Económica Eurasiática y procesos como la Iniciativa de la Franja y Ruta y la ampliación del grupo de países BRICS.
Estas estructuras priorizan y promueven la estabilidad y la seguridad basado en el derecho internacional y el bien común, en el respeto entre los pueblos, el reconocimiento de sus diversos intereses y la igualdad entre las naciones.
En cambio, el modelo de Estados Unidos prioriza la barbarie, la agresiva imposición de sus intereses con un trato supremacista de otros pueblos y el abuso y rechazo del derecho internacional.
Desde luego el mensaje de la diplomacia yanqui y de sus gobiernos vasallos cómplices, siempre ha sido, “Haz lo que te decimos o ya verás…” Para lograr sus objetivos, actúa de manera despiadada para promover la inestabilidad por medio de la agresión económica, diplomática y militar, junto con acciones terroristas directas e indirectas. Entonces, ante la nueva orden mundial en ciernes, para las élites estadounidenses es un imperativo fundamental estorbar y atrasar la globalización comercial, financiera y tecnológica basada en una democratización de las relaciones internacionales promovido por la República Popular China y la Federación Rusa.
La ampliación del grupo de países BRICS+ es una reacción natural a este hostigamiento occidental hacia los pueblos capaces de defender sus intereses, su soberanía y su independencia.
Esta realidad se nota claramente en el interés mostrado por los gobiernos del mundo islámico en el BRICS+ y en la Iniciativa de la Franja y Ruta. Pero explica también otras iniciativas como el Corredor de Transporte Internacional Norte-Sur y el Corredor Económico China-Pakistán para aumentar la conectividad terrestre entre las naciones de la enorme región eurasiática donde en muchos países la mayoría de la población son musulmanes.
Alrededor de dos mil millones de personas profesan Islam. Es la segunda religión más importante en el mundo y la religión más importante en varias regiones del mundo, especialmente en Asia Oeste y Central y del Oeste y Norte de África.
Islam predomina en todos los países de Asia Central, en Indonesia y Malasia en Asia Sur-Este, en Turquía e Irán, y todos los países árabes de Asia Occidental y en todo el norte de África.
En Africa Oeste, Islam predomina en Gambia, Guinea, Senegal y Mali y tiene una presencia muy importante en Burkina Faso, Costa Marfil,
Guinea-Bissau, Liberia, Nigeria y Togo. En Africa Este, Islam predomina en Djibouti, Sudan y Somalia y tiene una presencia importante en Eritrea, Etiopía, Kenia, Mozambique y Tanzania. La India, mayoritariamente de la fe hindú, tiene una población musulmana muy grande de más de 200 millones personas.
La Organización de Cooperación Islámica (OCI) integra 57 Estados y se considera como la voz colectiva del mundo musulmán con el fin de promover la paz, la seguridad y la armonía internacional.
Entre sus prioridades, especialmente en este momento, ha sido la defensa de Palestina y Jerusalén que los musulmanes llaman Al-Quds.
El pasado 17 de abril en Beijing, el Ministro de Relaciones Exteriores de China, el compañero Wang Yi, recibió una delegación conjunta de países árabes e islámicos incluyendo Arabia Saudita, Jordania, Egipto, Indonesia y Palestina y el Secretario General de la Organización de Cooperación Islámica. Wang Yi explicó a la delegación que China espera poder trabajar en conjunto con los países árabes e islámicos para terminar la ofensiva sionista contra Gaza y lograr un acuerdo sostenible y justo para el pueblo palestino.
La reunión demuestra el importante alcance diplomático y político de los Estados Islámicos en las relaciones internacionales del mundo especialmente, con China y Rusia. En los últimos tres años, el comercio entre Rusia y los países de la Organización de Cooperación Islámica ha crecido un 37% por volumen para llegar a un valor de US$156 mil millones al año.
Al fin del año pasado el Presidente Vladimir Putin visitó a Arabia Saudita, que ahora se ha integrado al grupo de países Brics+. Ninguno de los países islámicos ha implementado las medidas coercitivas económicas contra Rusia exigidos por Estados Unidos y la Unión Europea.
Rusia siempre ha mantenido lazos de amistad y cooperación con países del Norte de África como Argelia y Egipto.
Mantiene estrecha cooperación político militar con Siria y con miembros de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva que incluye Kazajstán, Kirguistán y Tayikistán. Además, ha desarrollado cordiales relaciones con Azerbaiyán con que, junto con Irán, colabora en el desarrollo del Corredor de Transporte Internacional Norte-Sur.
Contra la República Popular China, Estados Unidos y su enorme maquinaria de guerra psicológica ha intentado socavar sus relaciones con los países islámicos en base a falsas acusaciones de discriminación y hasta genocidio de parte de China contra su población uighur en la Región Autónoma de Xinjiang.
Xinjiang es una provincia occidental de China de gran extensión territorial que tiene fronteras con los países de Asia Central, Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, Afganistán y Pakistán además de Mongolia, Rusia e India.
En agosto del 2022, la Cancillería de China invitó una delegación de países islámicos a visitar Xinjiang. Diplomaticós de 30 países islámicos participaron en la visita donde constataron la falsedad de las difamatorias acusaciones de Estados Unidos y sus gobiernos aliados contra China.
De todas maneras, las relaciones comerciales y de inversión entre China y el mundo islámico siguen aumentando. China ha invertido en infraestrutura portuaria en el puerto de Jeddah en Arabia Saudita y en el puerto de Jebel Ali en Dubai de Emiratos Árabes Unidos.
En Omán, China colabora con la Zona Económica Especial de Duqm y en Egipto con la Zona Económica del Canal de Suez. En Djibouti China desarrolla como parte de la Iniciativa de la Franja y Ruta el puerto multipropósito de Doraleh.
En 2022, China también fortaleció su comercio e inversión en el mundo árabe al firmar un acuerdo para integrar a Siria en la Iniciativa de la Franja y Ruta.
Arabia Saudita, Irán y los países del Golfo Pérsico son muy importantes para la seguridad energética de China.
En 2020 China pasó a ser el socio comercial más importante para los países del Golfo Persico. También en 2020, el comercio entre Arabia Saudita y China superó el comercio del país árabe con Estados Unidos y la Unión Europea juntos y sigue aumentando. E
n junio de 2023, China y el Consejo de Cooperación en el Golfo terminaron una importante conferencia en Riyadh, capital de Arabia Saudita, donde se anunciaron más de veinte acuerdos comerciales con un valor mayor de US$10 mil millones.
En 2021, China acordó con Irán un programa de inversión durante 25 años con un valor de US$400 mil millones.
A pesar de la constante interferencia de Estados Unidos en Asia Central, Rusia y China mantienen y consolidan relaciones muy positivas con los países de la región.
Después del humillante fracaso de la agresiva ocupación militar de casi 30 años de los países de la OTAN contra el pueblo de Afganistán, han sido Rusia y China que han trabajado más con los países de la región para ayudar a estabilizar el país económicamente.
Además de los ambiciosos, importantes proyectos de ferrocarril y carreteras en sus países vecinos de Asia Central, en Pakistán, a pesar de la volátil vida política del país, China sigue desarrollando con las autoridades del gobierno el Corredor Económico China-Pakistán que termina en el puerto de Gwadar, ahora en proceso de modernización, en el sur oeste del país sobre la costa del Mar Arábigo.
Mientras China desarrolla el puerto de Gwadar en Pakistán, la India desarrolla el puerto de Chabahar en el sur-este de Irán. Ambas forman parte de muy ambiciosos proyectos para aumentar la conectividad entre toda la región eurasiática que permitirán el tránsito de comercio y de hidrocarburos de una manera muy eficiente y mucho más económica que las tradicionales rutas marítimas.
Para China, se trata de una estratégica inversión en infraestructura para disminuir su dependencia de la ruta marítima por los estrechos de Malaca por donde transita gran parte de sus importaciones del petróleo en una zona bajo constante amenaza de la intervención militar estadounidense.
Para la India también las nuevas opciones de conectividad y las nuevas relaciones comerciales, financieras y tecnológicas servirán para permitir al país superar las limitaciones de infraestructura heredadas de la época colonial.
Así que, la integración al grupo de países BRICS+ de Arabia Saudita, Egipto, Etiopía, Irán y los Emiratos Árabes Unidos representa un paso importante hacia una mayor influencia internacional de las naciones del mundo islámico específicamente y el mundo mayoritario en general.
Esta realidad se va a consolidar todavía más si en el futuro se integren al grupo otros países importantes en el mundo islámico como Indonesia, Nigeria o Turquía. Puede ser que este proceso lleva la posibilidad de mayores diferencias con la India por su histórica intolerancia y discriminación hacia su enorme población musulmana.
Pero es mucho más probable que el acercamiento comercial en la práctica va a asegurar que los verdaderos intereses de los pueblos seguirán prevaleciendo sobre las diferencias y desavenencias eventuales que solo sirven a los intereses de las potencias imperialistas cuyo tiempo realmente se ha agotado.