Al menos 404 palestinos murieron y 562 resultaron heridos en el reinicio de los bombardeos israelíes contra Gaza, mientras los mediadores intentan detener la escalada y renovar la tregua.

El director del hospital Al-Adwa, Mohammed Abu Salmiya, detalló que los equipos de salud tienen dificultades para llegar a los heridos.
En medio de este panorama, la Cancillería palestina llamó a una intervención internacional urgente para detener la nueva ofensiva del Ejército israelí.
El Ministerio de Relaciones Exteriores y Expatriados reclamó en un comunicado una postura global firme para garantizar el cese inmediato de los ataques contra el enclave costero.
Como parte de la nueva fase del conflicto, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) ordenaron la evacuación de amplias zonas del norte del enclave costero, incluidos barrios de las ciudades de Gaza y Beit Hanoun.
La nueva campaña militar, bautizada como Fuerza y Espada, en su primera etapa solo prevé intensos bombardeos aéreos, señaló la versión electrónica del diario israelí Yedioth Ahronoth.
El reinicio de la agresión fue duramente criticado por las facciones palestinas y también por políticos israelíes.
Hamas responsabilizó al primer ministro Benjamin Netanyahu de las consecuencias de “esta traicionera agresión”.
Mientras, la Yihad Islámica acusó a ese país de ejecutar un nuevo genocidio y el Frente Popular para la Liberación de Palestina criticó el respaldo de Estados Unidos a las posturas militaristas de Netanyahu.
En Israel, el presidente del partido Los Demócratas, Yair Golan, criticó la operación y acusó a Netanyahu de sacrificar la vida de los prisioneros israelíes capturados por Hamas.