Francia vive hoy el silencio electoral establecido por la ley para el día previo a los comicios presidenciales, en los cuales se enfrentarán mañana el centrista-liberal Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen.
En la jornada de este sábado, los postulantes y sus equipos deberán abstenerse de realizar declaraciones públicas o llamados a votar, así como cualquier personalidad política o medios de comunicación, mientras las empresas encuestadoras no podrán publicar sondeos.
De esta forma el país se prepara en una relativa calma para una crucial votación que definirá al jefe de Estado para los próximos cinco años.
Los últimos sondeos divulgados confirmaron a Macron como el gran favorito para ganar los sufragios, con una ventaja de más de 20 puntos frente a su rival.
De cualquier forma, los dos candidatos aprovecharon ayer el día final de la campaña, con desplazamientos sobre el terreno, encuentros con electores y comparecencias en los medios de comunicación.
La víspera también se produjeron protestas, como una de cientos de estudiantes de enseñanza media que irrumpieron en la parisina plaza de la Bastilla para expresar su indignación ante los dos candidatos que se enfrentarán en el balotaje.
Bajo la consigna ‘La revolución está en las calles, no en las urnas’, los jóvenes se concentraron e iniciaron un desfile por las avenidas capitalinas con pancartas donde se leía: ‘El 7 de mayo todos a la calle’.
Las fuerzas del orden interrumpieron el avance del cortejo, pues la concentración no estaba autorizada por las autoridades locales, como se requiere para todo tipo de manifestación.
Por otro lado, la candidata Le Pen visitó la catedral de Reims (noreste) y a su llegada fue recibida por una multitud de personas que manifestaron su rechazo al Frente Nacional, lo cual incluyó el lanzamiento de huevos a la aspirante presidencial. Al finalizar la estancia en la basílica, la postulante y sus acompañantes debieron salir por la puerta trasera para evadir la hostilidad de la protesta.