Erick, que se convirtió en el primer huracán de la temporada 2025 en el Pacífico mexicano, tocó tierra en la madrugada del jueves 19 de junio como un huracán de categoría 3 en la costa de Oaxaca, cerca de los límites con Guerrero, dejando a su paso muerte y destrucción.
Antes de llegar a tierra firme, Erick había alcanzado la categoría 4, siendo clasificado como «extremadamente peligroso» por los meteorólogos. Sin embargo, como suele pasar con estos fenómenos cuando tocan tierra, se degradó rápidamente a tormenta tropical y posteriormente a depresión tropical conforme avanzó sobre el territorio mexicano.
A pesar de esta degradación, el huracán ya había causado suficiente daño durante su paso por las costas del Pacífico sur de México, especialmente en los estados de Oaxaca y Guerrero, donde las comunidades costeras sufrieron el embate directo de los vientos huracanados y las lluvias torrenciales.
Dos vidas perdidas
El saldo más doloroso que dejó el huracán Erick fueron dos víctimas mortales que perdieron la vida en circunstancias trágicas.
La primera víctima fue un bebé de apenas un año y tres meses que falleció en San Marcos, Guerrero, cuando fue arrastrado por un arroyo crecido mientras su madre intentaba cruzarlo durante las intensas lluvias que acompañaron al huracán. Afortunadamente, la madre fue rescatada con vida, pero la pérdida de su pequeño hijo marca una tragedia familiar que difícilmente podrá superarse.
La segunda víctima fue un hombre de 57 años que murió electrocutado en la comunidad de Los Ciruelos, en el municipio de San Pedro Pochutla, Oaxaca. Este hombre perdió la vida mientras manipulaba cables de alta tensión, ayudando en la remoción de escombros tras el paso del huracán.
Además de las pérdidas humanas, el huracán Erick dejó severas inundaciones, derrumbes, cortes eléctricos y daños materiales considerables en las comunidades costeras, especialmente en Oaxaca y Guerrero. Las imágenes que llegaron desde estas zonas mostraron calles convertidas en ríos, casas destechadas y árboles caídos por toda la región.
En Acapulco, uno de los destinos turísticos más importantes de México, el huracán dejó daños materiales y pérdidas económicas que las autoridades estiman en 1,878 millones de pesos. Estas pérdidas se concentraron principalmente en afectaciones a viviendas, comercios y la infraestructura turística.
Las autoridades mexicanas no se quedaron de brazos cruzados ante la amenaza del huracán. Más de 21,000 elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional, Marina, Guardia Nacional y Protección Civil fueron desplegados en Oaxaca y Guerrero para realizar labores de prevención, evacuación y auxilio a la población afectada.
Como parte de las medidas preventivas, se habilitaron 582 refugios temporales donde las familias pudieron resguardarse durante el paso del huracán. Además, se suspendieron clases y actividades gubernamentales en los estados afectados, una medida que probablemente evitó que el número de víctimas fuera mayor.
Las autoridades mantuvieron restricciones en la navegación marítima y la circulación en zonas de alto riesgo, y continuaron en alerta por posibles lluvias torrenciales, deslaves y crecidas de ríos que podrían presentarse incluso después del paso del fenómeno.
Erick se disipó como sistema de baja presión la noche del jueves, pero las lluvias y afectaciones continuaron en la región durante varios días más. Esto es común con los huracanes, ya que aunque el sistema principal se debilite, los remanentes pueden seguir generando precipitaciones significativas y otros efectos secundarios.