En silencio total quedó lo que fue el Centro Penal de San Pedro Sula luego del traslado de los últimos 941 reos a otras cárceles, dejando en el olvido las historias de terror vividas durante seis décadas.
La operación Arpía planificada para desalojar la penitenciaría de San Pedro Sula culminó como estaba previsto antes del 15 octubre, fecha que dio el presidente de la república Juan Orlando Hernández para el cierre del reclusorio.
Este fue el último de los traslados que iniciaron desde marzo pasado cuando fueron llevados a otras cárceles 755 pandilleros que desde ese penal ordenaban asesinatos, extorsiones y robo de vehículos, entre otros delitos.
En esa parte de la operación, las autoridades hicieron hincapié en la seguridad por la peligrosidad de los trasladados el 17 de marzo de 2017. Un gran despliegue policial y militar que incluyó helicópeteros y francotiradores sorprendió a los habitantes del barrio Cabañas.
Los pandilleros de la 18 tuvieron que ser sacados por un hueco hecho en una de las paredes laterales del presidio y los de la MS13 por el portón principal.
En los camiones militares a los reos considerados de alta peligrosidad les colocaron aros de presión en manos y pies.
Los 755 reos fueron llevados a las cárceles de máxima seguridad El Pozo y La Tolva, en las cuales por varios meses no tuvieron contacto con familiares ni allegados.
Damos un gran paso para Valle de Sula y Honduras, cerrando el centro penal que por más de seis décadas generó temor y miedo #PenalSPSCerrado pic.twitter.com/Afq9thbYac
— Juan Orlando H. (@JuanOrlandoH) October 14, 2017