¡Por Dios, esto no es vida! Preferiríamos morir”, expresó Zeenat, una joven palestina que habita en Gaza, donde los precios de los alimentos se han multiplicado por 40, y las panaderías han cerrado. Mientras tanto, el mundo observa.

Madres acompañadas de sus hijos caminan con paso lento entre refugios improvisados, hechos de bolsas de plástico, madera y escombros dejados por incesantes bombardeos a los que antes eran sus casas. Hoy son solo polvo y pólvora.
Decenas de personas, mayormente hombres, buscan desesperados alimentos para sus familias en el centro de ayuda humanitario más cercano, a alrededor de siete kilómetros.
La situación alimentaria en Gaza es tan difícil para los habitantes del enclave que algunos transcurren hasta más de tres días sin comer, solo bebiendo agua de sus reservas.
Una mujer que camina junto a sus niños y recoge restos de comida expresa: «¿Esto es comestible? Lo recojo del suelo para alimentar a mis hijos. ¡Tengan piedad de nosotros! ¡Tengan piedad de nuestros niños! Mírennos con compasión”.
El panorama es aún más crítico cuando la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA) alertó el pasado lunes de que los precios de los alimentos «se han multiplicado por 40» en la Franja de Gaza a causa del genocidio de Israel y el cerco impuesto por las autoridades sionistas a la entrada de ayuda humanitaria y bienes de consumo al enclave palestino.
Por otro lado, la escasez de efectivo y la reducción del poder adquisitivo han sumido a muchas personas en una situación de hambre aún mayor, aseguran medios locales.
La situación humanitaria ha empeorado desde marzo, cuando las autoridades israelíes impusieron un bloqueo total a la ayuda.
“Ayer lloré mucho por mi hijo”, expresó Zeenat, “me dijo: ‘mamá, quiero comer’. Me quedé desamparada, sin saber qué hacer. La comida no venía de la cocina de beneficencia. Ahora vivimos de agua dulce. Se la doy a mis hijos para que se llenen el estómago. Hoy, gracias a Dios, conseguimos un plato de comida y la comimos”, expresó.
Agregado a este escenario crítico, las panaderías del norte al sur de la Franja de Gaza han sido completamente cerradas después de que se agotaron los suministros de harina.