Un reloj de bolsillo de oro recuperado de una pareja que se ahogó durante el desastre del Titanic se vendió por un precio récord de 1.78 millones de libras (equivalentes a 2.3 millones de dólares) en una subasta realizada en el Reino Unido, lo que lo ha convertido en la pieza del legendario transatlántico más cara jamás vendida en la historia.
Este objeto personal, que sobrevivió al naufragio más famoso del mundo, llamó la atención de coleccionistas e historiadores por su valor tanto económico como sentimental.
La venta del reloj supera el récord anterior de 1.56 millones de libras (2 millones de dólares), establecido el año pasado por otro reloj de bolsillo de oro que había sido obsequiado al capitán de un barco de rescate que salvó a más de 700 pasajeros del Titanic.
La historia detrás del reloj: Isidor e Ida Straus

El reloj pertenecía a Isidor Straus, uno de los pasajeros de primera clase más ricos del Titanic y copropietario de grandes almacenes en Nueva York.
La historia de Isidor y su esposa Ida fue representada en la aclamada película ‘Titanic’ del director James Cameron, «donde aparecen abrazándose mientras el barco se hunde», una escena que conmovió a millones de espectadores alrededor del mundo.
La pareja estuvo entre los pocos pasajeros de primera clase que fallecieron en el naufragio, ya que muchos otros lograron salvarse gracias a su acceso prioritario a los botes salvavidas.
El momento exacto en que se detuvo el tiempo

El reloj se detuvo a las 2:20 de la madrugada, momento exacto en el que el transatlántico se hundió el 15 de abril de 1912, convirtiéndose en un testimonio silencioso del momento preciso en que ocurrió una de las mayores tragedias marítimas de la historia.
El equipo de búsqueda halló el cuerpo sin vida de Straus junto con sus pertenencias personales, entre las cuales se encontraba este reloj Jules Jurgensen con las iniciales IS, que había recibido como regalo por su cumpleaños en 1888, más de dos décadas antes del fatídico viaje.
Más tarde, el objeto fue devuelto al hijo de Straus, junto con otras pertenencias personales recuperadas del cuerpo de su padre, permitiendo a la familia conservar esta reliquia que representa los últimos momentos de su ser querido.
El cuerpo de Ida nunca fue encontrado
Una nota trágica adicional a esta historia es que el cuerpo de Ida Straus nunca se encontró, quedando perdida para siempre en las gélidas aguas del Atlántico Norte.
Esta circunstancia hace que el reloj de su esposo sea aún más valioso como uno de los pocos objetos tangibles que conectan con la memoria de esta pareja cuyo amor trascendió incluso en el momento más terrible, cuando decidieron permanecer juntos hasta el final en lugar de separarse para que uno de ellos intentara salvarse.
El precio alcanzado en la subasta refleja no solo el valor histórico del objeto, sino también la fascinación permanente que el Titanic y las historias de sus pasajeros continúan ejerciendo sobre la humanidad más de 113 años después del hundimiento.