Hay personas persiguendo Pikachus y Bulbasaures en un hospital de Ámsterdam, en un museo de Washington y hasta en la casa de sus exnovias. Esto fue lo que le pasó a un joven estadounidense, cuya infidelidad quedó al descubierto gracias a su afición al Pokémon Go.
El joven, identificado como Evan Scribner, relató que perdió a su pareja luego que el videojuego revelara sus andanzas de infidelidad, al dejar en evidencia que aún visita a su ex novia en su casa.
El joven contó que, durante una de esas visitas, abrió la aplicación para capturar a un «Noibat», pero olvidó que «Pokémon Go» conduce a los jugadores a través de un mapa de realidad virtual y el GPS del celular registra todos los pasos.
Días después, el joven se encontraba en la casa de su novia actual, cuando ocurrió lo inesperado.
«Ella vio que capturé un Pokémon mientras estaba en la casa de mi ex», indicó Scribner a The New York Post. El joven confesó que no pudo dar una excusa creíble a su novia y ella lo dejó.
Desde la semana pasada, la versión gratuita de Pokémon Go, basada en la tecnología de realidad aumentada que añade elementos virtuales a las imágenes del mundo real enfocadas por las cámaras de los teléfonos, está disponible en Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda.
Utiliza geolocalización para que sus usuarios puedan atrapar Pokémons, las pequeñas criaturas que se popularizaron hace casi dos décadas.
El éxito del juego, descargado hasta la fecha más de siete millones de veces, se basa en parte en la combinación de lo real y lo virtual.
«Es ‘cool’ poder jugar verdaderamente como un entrenador de Pokémon en la vida real», cuenta Lucas García, un californiano de 17 años que se hizo fan de la versión para la consola de Nintendo que apareció a fines de los años noventa.