Un magnate de Hong Kong de nombre Cecil Chao ofrece 128 millones de dólares para el hombre que logre que su hija Gigi, que es lesbiana, se vuelva heterosexual.
Cecil, que ya tiene 77 años, quiere que su hija de 34 años se case con un hombre porque, según él, quiere verla feliz y con niños antes de morir. La primera vez que hizo esta oferta fue en 2012, y según contó a un periódico de Malasia, llegaron más de 20,000 hombres queriendo enamorar a su hija, pero ninguno tuvo suerte.
Ahora el señor volvió a la carga y renovó su oferta, aumentando el dinero para ver si así su hija cambia de parecer. Pero la muchacha está bien clara y le dijo al periódico South China Morning Post que «ni siquiera un billón de dólares» la haría cambiar, porque ella ya tiene a quien querer.
Gigi Chao no anduvo con rodeos para responderle a su papá. Con una sonrisa, dijo que estaría feliz de ser amiga de cualquier hombre que quiera donar grandes cantidades de dinero a su organización de caridad que se llama «Faith in Love» (Fe en el Amor), siempre y cuando no le importe que ella ya tenga una mujer con quien comparte su vida desde hace nueve años.
Sean Eav, pareja de Gigi, anda bien incómoda con todo este alboroto. Según cuenta la propia Gigi, ella le ha pedido muchas veces a su papá que deje de andar hablando con la prensa sobre esta «dote» que ofrece, pero el señor parece que no entiende razones.
Lo interesante de todo esto es que Gigi no es cualquier persona. Ella es nada menos que la directora ejecutiva de la compañía inmobiliaria de su papá, que se llama Cheuk Nang. O sea que la muchacha tiene buena cabeza para los negocios.
Además de eso, dedica un montón de tiempo a hacer obras de caridad con su fundación «Faith in Love», que trabaja para ayudar a los más necesitados en las zonas más pobres de Asia.
No conforme con eso, Gigi es conocida por luchar por los derechos de los homosexuales, bisexuales y transexuales, y hasta fundó un grupo que se llama «Big Love Alliance» junto con abogados y gente famosa de Hong Kong.
Aunque cualquiera pensaría que Gigi debe estar bien enojada con su papá por andar ofreciendo plata para «convertirla», la muchacha muestra una madurez increíble. Ella dice que sabe que su papá la quiere, pero que él es de otra época y le cuesta entender su lucha por los derechos de la comunidad homosexual.
«Gracias papá, yo también te quiero«, dijo Gigi al final de la entrevista, mostrando que a pesar de las locuras de su progenitor, el amor familiar sigue ahí.
Esta historia nos muestra cómo algunas familias todavía batallan para aceptar la orientación sexual de sus seres queridos, incluso en lugares tan modernos como Hong Kong. Pero también nos enseña que el amor puede sobrevivir a estas diferencias, aunque a veces cueste entenderse.