La historia de la australiana Courtney Whithorn, pone al mundo en alerta, pues aunque muchos piensen que comerse las uñas es un hábito inofensivo a la joven le diagnosticaron melanoma subungueal lentiginoso acral, un extraño tipo de cáncer en el piel.
El melanoma lentiginoso acral es un tipo de melanoma que surge en las palmas de las manos, en las plantas de los pies o alrededor de la uña del dedo gordo.
Se trata de un desarrollo de las células malignas de pigmento (melanocitos) a lo largo de la capa basal de la epidermis. El crecimiento puede formar un nódulo debajo de la uña y levantarla. Aunque no suele producir dolor, si el tumor es avanzado puede alcanzar los huesos.
Según el relato de la joven, por años se comió las uñas hasta que un día notó que su dedo pulgar se puso negro.
Al acudir al médico fue sometida a diversas intervenciones para que le extirparan el tumor, incluso perdió su dedo.
«Cuando descubrí que morderme la uña fue la causa del cáncer, quedé destrozada. En mi cabeza pensé: ‘Me he hecho esto a mí misma’, pero obviamente sabía que no debería tener esa mentalidad. No podía creerlo», expresó.