Un día, en lugar de desperdiciarse, la orina podrá servir para construirse una casa, que será mucho más ecológica y, según los expertos, no olerá mal.
Y es que un grupo de investigadores sudafricanos de la Universidad de Ciudad del Cabo trabajan en materiales de construcción duraderos y menos perjudiciales para el medio ambiente.
Los investigadores esperan que estos «bioladrillos», una innovación mundial, puedan sustituir a los ladrillos tradicionales de arcilla cocida o cemento.
Utilizando una técnica inspirada en la formación natural de las conchas, estos investigadores dos estudiantes y un profesor lograron «hacer crecer» prototipos de estos nuevos ladrillos. El crecimiento duró entre seis y ocho días.
El año pasado se lanzó un estudio de viabilidad gracias a una beca del Consejo de Investigaciones sobre el Agua, un organismo gubernamental sudafricano, utilizando en un primer momento orina sintética y, después, orina humana.
Los investigadores pudieron producir este «bioladrillo» en laboratorio al cabo de un año. Mezclando orina, arena y bacterias, recurrieron a un proceso natural la precipitación microbiana de carbonato para fabricar sus ladrillos.