Cansados del cantar de un gallo llamado Maurice, unos vecinos decidieron llegar hasta el tribunal de Olerón, Francia para ponerle fin a su imparable cacareo que mañana tras mañana no los deja dormir tranquilos.
Pero por fortuna, Corinne Fesseau y su animalito lograron salir victoriosos tras varios meses de disputa en los cuales los demandantes, una pareja de jubilados, exigían que el gallo fuera retirado ya que se encontraban en una zona vacacional y no en medio del campo.
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Por su parte, el abogado de los acusados logró que el juicio culminara totalmente a su favor y obteniendo una indemnización de 1.000 euros por daños y perjuicios.
Luego de este controversial caso, el gallo Maurice se ha convertido en toda una figura local por lo que se ganó el apoyo de las autoridades, quienes argumentaron que siempre han existido gallineros y huertos al rededor de la zona, por lo que es absurdo que alguien se atreva a cambiar la realidad en la que se ha vivido todo el tiempo.