El diamante Florentino de los Habsburgo reaparece tras permanecer 106 años desaparecido

El diamante Florentino, una de las joyas más misteriosas y valiosas del mundo que se creía perdida desde el año 1919, nunca desapareció realmente. La impresionante gema de 137 quilates con forma de pera y tono amarillo, que perteneció a la dinastía de los Habsburgo de Austria, estuvo todo este tiempo guardada en una caja de seguridad de un banco canadiense, según revela un reportaje publicado por The New York Times que resuelve uno de los grandes enigmas de la realeza europea.

La joya que nunca desapareció: el diamante Florentino emerge de las sombras después de un siglo
La joya que nunca desapareció: el diamante Florentino emerge de las sombras después de un siglo

Tras 106 años de especulaciones sobre su paradero, tres parientes de los Habsburgo revelaron finalmente la verdad en una entrevista exclusiva para el diario estadounidense. «El diamante siempre estuvo en la bóveda«, confesó Karl von Habsburg-Lothringen, nieto del último emperador Carlos I de Austria, quien admitió que este secreto familiar se mantuvo por expresa petición de la esposa de su abuelo, Zita de Borbón-Parma.

La historia del diamante está envuelta en el drama del colapso del Imperio austrohúngaro. Cuando el emperador Carlos I abandonó Viena junto a su familia para exiliarse en Suiza en 1918, y posteriormente huyeron a Canadá durante la Segunda Guerra Mundial, el mundo perdió el rastro de la legendaria gema. Esta desaparición solo aumentó su mística y valor, convirtiéndola en objeto de numerosas teorías e investigaciones.

La emperatriz detrás del plan maestro

Boda de Carlos de Austria y Zita de Borbón-Parma, 1911
Boda de Carlos de Austria y Zita de Borbón-Parma, 1911

La emperatriz Zita, mujer de carácter fuerte y visión estratégica, fue la arquitecta del plan para ocultar la ubicación del diamante como medida de seguridad. Según revelaron sus descendientes, solo contó la verdad a sus dos hijos, pidiéndoles que el secreto se mantuviera y se transmitiera de generación en generación durante 100 años tras la muerte de Carlos en 1922.

Lo más sorprendente del caso es que incluso miembros cercanos de la familia desconocían la existencia de la joya. El mismo Habsburg-Lothringen confesó que «se enteró hace poco» de que el legendario Florentino era parte de su herencia familiar, lo que demuestra el nivel de discreción mantenido durante más de un siglo.

Un diamante con historia florentina

Antes de pertenecer a los Habsburgo, esta espectacular gema había sido propiedad de la familia Médici, los poderosos gobernantes de Florencia durante el Renacimiento, de ahí su nombre «Florentino«. El diamante pasó por las manos de algunas de las figuras más influyentes de la historia europea antes de convertirse en una de las joyas más emblemáticas de la corona austriaca.

Ahora que se ha cumplido la promesa centenaria, los familiares tienen planes muy diferentes para el diamante: desean exhibirlo públicamente. «Debería formar parte de un fidecomiso aquí en Canadá. Debería exponerse de vez en cuando, para que la gente pudiera ver realmente esas piezas», afirmó Habsburg-Lothringen, expresando su deseo de agradecer al país norteamericano que acogió a su familia durante tiempos difíciles.

Esta decisión marca un cambio radical en la historia de la joya, que pasaría de ser un secreto celosamente guardado a convertirse en una pieza de exhibición pública, permitiendo que el mundo finalmente pueda contemplar uno de los diamantes más extraordinarios jamás tallados, cuyo valor tanto histórico como monetario resulta prácticamente incalculable.

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