El aclamado cineasta estadounidense David Lynch, conocido por su estilo único e inconfundible en el cine y la televisión, falleció el jueves a los 78 años tras una larga enfermedad.
Su familia anunció su muerte a través de redes sociales, pidiendo privacidad en este difícil momento. «Hay un gran agujero en el mundo ahora que ya no está con nosotros. Pero, como él decía, ‘Mantén la vista en la rosquilla y no en el agujero'», señalaron.
Lynch, director de icónicas películas como Eraserhead (1977) y Mulholland Drive (2001), y creador de la influyente serie Twin Peaks, había revelado en agosto del año pasado que padecía enfisema, una enfermedad pulmonar que lo obligó a permanecer recluido en su hogar. En ese momento, compartió que la enfermedad le dificultaba realizar tareas cotidianas, incluso caminar distancias cortas, debido a la falta de oxígeno.
A lo largo de su carrera, Lynch dejó una huella indeleble en el cine y la televisión. Su obra Eraserhead le abrió las puertas a Hollywood, pero fue The Elephant Man (1981), su conmovedor drama sobre un hombre deformado, la que lo consolidó como un cineasta de renombre internacional. Twin Peaks (1990), su serie de culto, transformó la televisión con su narrativa innovadora, abordando temas tabú y llevando lo inexplicable al centro de la narrativa televisiva.
A pesar de la interpretación críptica de su trabajo, Lynch siempre se mostró reacio a explicar sus creaciones. En una ocasión explicó su enfoque diciendo: «Los misterios se volverían evidentes y lo emocionarían. Todos encontramos este libro de acertijos y es simplemente lo que está sucediendo. El problema es que los descifra dentro de sí mismo, e incluso si se lo contara a alguien, no le creería ni lo entendería de la misma manera que usted.»
La muerte de Lynch deja una profunda marca en el mundo del cine y la televisión, siendo recordado por su capacidad para desafiar convenciones y explorar lo misterioso y lo inquietante con una estética única.