¿Ya sabías? Contener las ganas de defecar es peor de lo que pensabas

Cáncer de intestino, hemorroides y hasta fisuras anales, son solo algunas de las afectaciones que puede provocar aguantar por mucho tiempo las ganas de evacuar. Lo ideal es que, vayamos al baño en cuanto se presenta la urgencia.

Los bebés generalmente vacían sus intestinos cuando llegan las ganas. Sin embargo, tan pronto como podemos tomar decisiones por nosotros mismos, alrededor de la misma edad en que comenzamos a caminar, aprendemos a suprimir esta urgencia.

Aprender a controlar los intestinos es un paso importante en el desarrollo, pero algunos de nosotros lo llevamos demasiado lejos; descubrimos que a veces podemos hacer que este impulso desaparezca temporalmente si lo ignoramos por un tiempo, porque ahora no parece un momento conveniente.

Nadie está diciendo que debes vaciar tus intestinos donde y cuando querrás. Pero adquirir el hábito de posponerlo significa que los residuos de los alimentos que ingieres permanecen en tu cuerpo más tiempo del que deberían.

En promedio, producimos unas seis toneladas de materia fecal a lo largo de nuestra vida, compuesta de agua, bacterias, materia nitrogenada, carbohidratos, materia vegetal no digerida y lípidos (grasas).

Cuanto más tiempo permanezca esta mezcla de cosas dentro de nosotros, más propensa será a la fermentación y la descomposición.

Esto produce no solo gases, sino también sustancias químicas conocidas como metabolitos, que luego se ponen en contacto con el revestimiento del intestino y pueden absorberse.

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