Una mujer australiana de 37 años de edad casi pierde la vida por utilizar todas las noches unos hisopos para limpiarse los oídos; hasta tal punto que desarrolló una terrible infección que llegó a devorar los huesos de su cráneo.
Jasmine declaró a un medio australiano que durante varios años convivió con un zumbido en su oído izquierdo sin embargo se alarmó cuando no pudo escuchar a sus hijos de 10 y 8 años de edad; por lo que decidió visitar un médico.
El galeno, al notar que uno de los hisopos que utilizó la noche anterior tenía sangre, le realizó una tomografía computarizada y descubrió que una bacteria le carcomió parte de su cráneo detrás de la oreja; y que de no haberse tratado hubiera devorado su cerebro.
Los doctores la operaron de emergencia y le retiraron el tejido infectado y reconstruyeron totalmente su canal auditivo en un procedimiento que duró más de cinco horas. A pesar del procedimiento su audición quedó severamente dañada.
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El peligro de utilizar hisopos
Los hisopos son una varilla con un pedazo de algodón que son utilizados para recoger muestras médicas para examinar los gérmenes que causan infecciones, también se utilizan para el maquillaje y erróneamente son usados para limpiar el canal auditivo.
Usar estos bastones para limpiar los oídos parece un hábito de higiene completamente inofensivo y saludable, sin embargo es una práctica muy peligrosa que puede ocasionar terribles infecciones en nuestro sistema auditivo.
Un experto explicó que cuando esta mujer australiana utilizó los famosos hisopos de manera muy frecuente y se los introdujo muy profundo en sus oídos por lo que algunas fibras de algodón se alojaron en su interior pero con el pasar de los años se pudrieron.
Esto provocó que el hueso ubicado detrás de su oreja izquierda quedara tan delgado como una hoja de papel. Y si la infección hubiera alcanzado su cerebro seguramente habría causado su muerte.