Pensar que las especias solo dan sabor y olor a los platillos es un gran error, especialmente si hablamos del clavo de olor, que cura múltiples afecciones.
El clavo procede del árbol, Syzygium aromaticum, que se cosecha principalmente en latitudes africanas como Madagascar y Zanzíbar, pero también en India y Sri Lanka e Indonesia. Las flores del árbol se secan y es la especia que llega a nuestras cocinas en dos presentaciones habitualmente: en rama o molida.
Las propiedades medicinales de estas flores son toda una tradición milenaria en India, donde se consideran un elemento fundamental en la medicina ayurvédica.
Pero ahí no acaban los posibles usos del clavo. También tiene un componente recreativo: se fuma mezclado con otras sustancias en Indonesia, sirve como base para elaborar incienso en China y Japón, y también es uno de los ingredientes del incienso judío, denominado qetóret.