La genética desempeña un papel fundamental en el Cáncer de mama, ya que ciertas mutaciones genéticas aumentan significativamente el riesgo de desarrollar esta enfermedad.
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Los estudios moleculares permiten identificar mutaciones en genes como BRCA1 y BRCA2, asociados con un mayor riesgo, lo que brinda la posibilidad de actuar de manera preventiva mediante exámenes frecuentes o cirugías preventivas.
Según la American Cancer Society, entre el 5% y el 10% de los casos de cáncer de mama son hereditarios, lo que significa que se transmiten de padres a hijos. Las mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2 pueden incrementar hasta un 70% el riesgo de desarrollar cáncer de mama a lo largo de la vida de una persona.
El Día Mundial del Cáncer de Mama, celebrado cada 19 de octubre, enfatiza la importancia de la prevención y la detección temprana, especialmente en personas con antecedentes familiares.
Los avances en la medicina de precisión y la genética permiten identificar a quienes tienen un mayor riesgo y ofrecerles opciones de vigilancia y tratamiento personalizado.
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Conocer el riesgo genético es crucial, ya que permite a los pacientes y médicos tomar decisiones informadas, como someterse a controles más frecuentes o considerar tratamientos específicos. La detección temprana mediante estudios genéticos no solo salva vidas, sino que también reduce la necesidad de tratamientos invasivos.
A pesar de los avances en la genética, muchas personas aún desconocen la posibilidad de acceder a estas pruebas. La difusión de información y la educación en salud son esenciales para aumentar el acceso a estudios genéticos, que pueden marcar la diferencia en la lucha contra el cáncer de mama.