Un estudio analizó datos de 90.000 personas y encontró que quienes tienen músculos fuertes presentan menor probabilidad de daño orgánico asociado al exceso de grasa corporal

El desarrollo de músculos fuertes podría ofrecer una importante protección frente a las complicaciones asociadas a la obesidad, según un estudio publicado en The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism.
“Nuestros hallazgos muestran que la fuerza muscular es una señal temprana y poderosa de quién tiene mayor riesgo de desarrollar disfunciones orgánicas inducidas por la obesidad entre las personas con exceso de grasa corporal”, afirmó Yun Shen en un comunicado de la Endocrinology Society.
Shen, médico del Centro de Investigación Biomédica Pennington en Estados Unidos, destacó que “dado que la fuerza de agarre es fácil de medir y la fuerza se puede mejorar con el entrenamiento con pesas, esta investigación apunta a una forma práctica y de bajo costo de identificar a las personas en riesgo y actuar de manera temprana”.
El estudio analizó a 93.275 participantes del Biobanco del Reino Unido para evaluar la relación entre la fuerza de agarre y la progresión hacia disfunciones orgánicas inducidas por la obesidad o la muerte.
Los investigadores se centraron en personas en una etapa de “obesidad preclínica”, definida como aquella en la que las medidas de grasa corporal y tamaño superan la media, pero aún no se han manifestado daños en órganos.
“Este vínculo protector fue consistente en múltiples controles utilizando otras métricas musculares, incluyendo las proporciones músculo-peso y magro-peso”, afirmó Shen.
El índice de masa corporal (IMC) es una métrica que se obtiene al dividir el peso de una persona en kilogramos, por el cuadrado de la estatura en metros. Es un método de evaluación fácil y económico que ha permitido clasificar a las personas en las categorías de bajo peso, peso saludable, sobrepeso, u obesidad.
Tradicionalmente, el sobrepeso y la obesidad se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa en el cuerpo humano que implica un riesgo para la salud. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), si una persona tiene un índice de masa corporal (IMC) superior a 25, se considera que tiene “sobrepeso”. Si es superior a 30, tiene “obesidad”.
El IMC permite clasificar el estado de peso y estimar los riesgos para la salud, aunque no mide directamente la grasa corporal.