Se trata de la mejoría de la muerte, en la que los enfermos terminales experimentan una mejora asombrosa pocos días u horas antes de morir
Lo único que podemos afirmar que sabemos sobre la muerte es que no sabemos qué ocurre después. Es más, muy poco sabemos también sobre lo que ocurre justo momentos de morir, aunque todos lo experimentaremos. Quizá aquellas personas que más se acerquen a comprender los misterios de la muerte sean los cuidadores, que en el campo de la medicina son aquellos profesionales que se encargan de los cuidados paliativos.
Los cuidados paliativos pretenden mejorar, dentro de lo posible, la calidad de vida de aquellos enfermos cuya expectativa de vida es muy corta por la falta de respuesta de su cuerpo ante los tratamientos de una enfermedad. Julia McFadden es enfermera de paliativos y su labor es cuidar de los enfermos terminales, por lo que está en constante contacto con la muerte. A pesar de ello, muchas cosas son todavía una incógnita para ella.
“Hay un fenómeno que ocurre durante la muerte y el proceso de morir que los profesionales médicos, como yo, no podemos explicar”, anuncia. “Esto es cuando alguien está realmente enfermo y casi a punto de morir activamente, es decir, morir en unos pocos días, y luego, de repente, parece como si mejoraran”. McFadden se refiere a la mejoría de la muerte o lucidez terminal, un concepto en el que una persona moribunda experimenta una mejora significativa.
“Esto puede manifestarse de diferentes maneras, pero muchas veces de repente comen, de repente hablan, tal vez incluso caminan, se comportan como antes. Tienen un poco más de personalidad, se ríen, hablan en broma, pero luego por lo general, mueren unos días después de esto, a veces incluso esa misma noche, y esto le sucede probablemente a un tercio de nuestros pacientes de cuidados paliativos, por lo que sucede bastante”, explica la enfermera.
Sin embargo, aunque se trata de un hecho comprobado y observado en todas las partes del mundo, la comunidad científica no logra ponerse de acuerdo respecto a su explicación. Lo que se barajan son hipótesis, hasta ahora ninguna probada. La que más adeptos cuenta explica que se trata de una reacción química en el cuerpo, una especie de instinto de supervivencia.
El doctor Frederico Fernandes, médico del Hospital das Clínicas de la Universidad de Sao Paulo (USP), plantea la hipótesis de que esta reacción química se trata en realidad de una descarga de hormonas del estrés cuando el cerebro es consciente de que va a morir pronto. La adrenalina provoca un aumento de la frecuencia cardíaca y la presión arterial, lo que a su vez mejora el funcionamiento de las neuronas y, por tanto, la lucidez del enfermo.
No obstante, una vez que se agotan estas hormonas, el paciente vuelve a empeorar y termina falleciendo. “Tratamos de educar a la familia sobre esto antes de que suceda para que no les afecte cuando mueren de repente después de estar tan bien durante unos días”, explica la enfermera McFadden.