La forma de la cafeína bajo el microscopio es muy parecida a la molécula adenosina, la cual regula la función del cerebro del ser humano.
Según los científicos, la cafeína engaña a nuestro cuerpo y se une a los receptores que se encuentran en las células cerebrales haciéndose pasar como adenosina.
Nuestro cuerpo se rige por un ciclo biológico de 24 horas, llamado ciclo circadiano. Cada vez que nos despertamos nuestro cerebro esta inundado de cortisol, una sustancia química naturla que ayuda a mantener el vigor. Por ellos por las mañanas no es necesario beber un café para despertarse, no es necesario.
Según los expertos uno debe esperar hasta que los niveles de cortisol bajen en nuestro cuerpo para ingerir cafeína, la cual comienza a surtir efecto 10 minutos después de ser ingerida.
La cafeína alcanza su tope en la sangre en 45 minutos y el efecto puede continuar por un periodo de entre tres y cinco horas, dependiendo de cada individuo.
Durante el día el cerebro sube los niveles de adenosina los cuales se enlazan a los receptores, una vez que alcanzan su tope, enviando señales soporíferas (que inducen el sueño) al cuerpo. Pero la cafeína, al tener una estructura parecida, se une a los receptores bloqueando la adenosina, permitiendo que los estimulantes del cerebro funcionen sin problemas.
Además la cafenína contiene muchos antioxidantes que protegen nuestro cuerpo contra productos químicos dañinos llamados ‘radicales libres’, las cuales causan el envejecimiento y se asocian con enfermedades cardiacas y con el cáncer.
Estudios científicos muestran también que los bebedores de café tienen un riesgo reducido de padecer Alzheimer, Parkinson, diabetes tipo 2 y muchas otras enfermedades.
Por otro lado el café no se recomienda para los fumadores empedernidos o aquellos que toman mucho alcohol y comen demasiada carne roja, ya que esa combinación es perjudicial para la salud.