“El vaho de la abuela”, una referencia en Managua y orgullo de mi país

A sus 85 años de edad, doña Carmen Garay Palacios, ya cumplió 70 de vender vaho y quitarle los antojos a capitalinos, visitantes de los departamentos y extranjeros quienes llegan a deleitarse a su negocio ubicado del arbolito tres cuadras y media hacia arriba.

La emprendedora mujer relató que inició en la venta del delicioso platillo a los quince años de edad, tras aprender a elaborarlo de sus padres.

Recordó que su familia la trajo pequeña de Jinotepe a Managua e improvisaron el negocio ambulante en un carretón que estacionaban cerca de lupanares como la famosa “Conga Roja” y “El Charco de los Patos”, entre otros.

Entre sonrisas mientras sorbía una cerveza en el corredor de su humilde vivienda, doña Carmen dijo que para ese tiempo el servicio de vaho costaba cinco córdobas y el fresco un córdoba, y actualmente lo vende a 80 córdobas y el fresco a 20, pero es una hermosa ración que el cliente ni se queja.

Explicó que el vaho comienza a prepararlo desde un día antes a las dos de la tarde, para lo cual pela casi un saco de yuca y prepara 50 libras de carne diario. Al día siguiente, a las seis de la mañana ya tiene los primeros clientes y antes del mediodía todo el producto ya lo ha vendido.

Doña Carmen dijo con mucha satisfacción que tiene gran demanda desde hace muchos años, y entre sus clientes ha tenido presidentes de la república, ministros, funcionarios de la Asamblea Nacional, empresarios privados, muchos cronistas deportivos, y nicas residentes en el exterior, que llegan a chuparse los dedos cuando vienen de vacaciones.

Esta mujer, quien es orgullo de mi país, es fiel oyente de Tu Nueva Radio Ya y dice que se mucho se ríe con el vulgar de “Aniceto”, escucha los noticieros y afirma que ha intentado llamar varias veces pero que las líneas telefónicas siempre están saturadas.

Gracias a Dios, con la venta del vaho, doña Carmen logró educar a un hijo biológico y tres de crianza, quienes se graduaron de ingeniero civil, enfermeras y un abogado, pero cada quien hizo su vida y ya ni se acuerdan de ella.

A su avanzada edad, doña Carmen se levanta desde las 4:30 de la madrugada, y empieza a preparar el vaho con la ayuda de mujeres jóvenes a quienes cambia con regularidad “porque hoy en día a la gente joven no le gusta trabajar, llegan tarde, se quieren ir temprano, son lentas y mucho se enferman”.

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