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lunes, septiembre 22, 2025

Tendencias al declive, impulsos hacia el equilibrio

Aun en medio del vertiginoso desarrollo actual de los acontecimientos mundiales es posible identificar las tendencias que están formando la nueva era de relaciones internacionales. Desde el inicio de este Siglo 21 ha sido cada vez más evidente el declive del Occidente colectivo relativo a los grandes poderes del mundo mayoritario. El progresivo desarrollo de la estrecha coordinación entre Rusia y China como contrapesos al poder político-militar y económico del Occidente colectivo ha consolidado la región eurasiática como el eje principal de la economía mundial. 

Esta nueva realidad abre el correspondiente proceso de una progresivamente mayor diversificación de buenas opciones para el desarrollo de los países de Asia, África y América Latina. Paradójicamente, lo más que las élites del Occidente colectivo insisten en su ya desfasada hegemonía político-militar mundial, más se perjudica la productividad y competitividad de las economías de sus países. En su turno, las crecientes problemas de falta de inversión apropiada y de desigualdad y exclusión social aumentan la crisis del anti-democrático modelo político aplicado por las élites occidentales para defender su poder y control. 


El régimen antiguo  se caducó

En contraste a esta tendencia del Occidente hacia crisis económica y política, los gobiernos de los principales países del mundo mayoritario enfatizan la cooperación y los esfuerzos comunes para lograr mayor equilibrio con el objetivo de garantizar mayor estabilidad y prosperidad para el Bien Común.  Se puede resumir de manera bastante clara las diferentes perspectivas entre el régimen antiguo del Occidente colectivo y el nuevo orden internacional promovido por los poderes principales del mundo mayoritario. En relación al Occidente se trata de

* insuficiente inversión en la capacidad productiva
* innovación financiera perversa
* declive en su competitividad relativa a la región asiática
* la agresiva obsesión con la militarización de conflictos políticos
* altos niveles de endeudamiento contraproducente y potencialmente impagable
* falta de enfoque en el desarrollo humano de sus poblaciones

* relaciones exteriores de dominio y explotación

Los Estados Unidos norteamericanos y sus países vasallos amenazan todo lo demás del mundo diciendo esencialmente “haz lo que queremos o vamos a destruir tu economía”. En el caso de los países que logran superar la agresión económica occidental y persistir en defender su soberanía, como por ejemplo Rusia, Irán o Venezuela, el Occidente colectivo los atacan con la fuerza militar. En cambio, el modelo en desarrollo de las relaciones internacionales planteado por los principales países del mundo mayoritario, como China, India y Rusia y sus socios de la Organización de Cooperación de Shanghai y el grupo de países BRICS+ demuestra

* un enfoque en la productividad de sus economías

* un enfoque central en el desarrollo humano de sus pueblos
* el manejo prudente de las finanzas públicas

* una innovación financiera sana para mantener alta competitividad
* la insistencia genuina en la auto-defensa y la no agresión

* relaciones exteriores de respeto, beneficio mutuo y no intervención

Rendimiento y equilibrio

Los niveles de crecimiento del Producto Interno Bruto en los principales países del mundo mayoritario tienden a ser notablemente mayores que los niveles de crecimiento de las economías occidentales. En general un crecimiento equilibrado del PIB debe significar que se extiende la participación económica de la población, se disminuye la pobreza y se aumenta el consumo de la población en general. En 2024 a pesar de ser sujeto a miles de medidas coercitivas unilaterales de parte del Occidente colectivo la economía rusa creció por más de 4%, la India creció por más de 6%, China por maś de 5%  y Brasil por casi 4%.

En cambio, la economía norteamericana creció por menos de 3% y las economías de los principales países Europeos por 1% o menos, lo cual refleja que en los países occidentales la clase media está disminuyendo y la pobreza está aumentando. Un controvertido informe de la agencia de calificación Moody’s reporta que el 10% de la población más rica norteamericana es responsable ahora de 50% del consumo nacional y de la tercera parte del PIB. Aunque puede ser exagerada, esta cifra indica el enorme desequilibrio y desigualdad que prevalece en la sociedad norteamericana.

Varios observadores han calculado que durante los últimos diez años el comercio entre los países del mundo mayoritario ha aumentado 40% mientras el comercio entre las economías del occidente colectivo ha caído en 10%. Por ejemplo, para 2024, el comercio de Nigeria, la economía más fuerte de África Oeste con India, Indonesia y Sudáfrica fue más de tres veces su comercio con los Estados Unidos norteamericanos. Otro ejemplo del dinamismo del mundo mayoritario es la cooperación de China con Malasia e Indonesia.

Los tres países están consolidando la integración de su infraestructura comercial en la forma de conexiones ferroviarias de alta velocidad e instalaciones portuarias modernizadas que complementan la infraestructura regional existente. Malasia y Singapur están desarrollando la iniciativa de un enlace ferroviario de alta velocidad entre los dos países, mientras Indonesia, Malasia y China están desarrollando nuevas rutas para el transporte marítimo evitando el cuello de botella del Estrecho de Malaca. Estos nuevos proyectos de infraestructura van de la mano con la introducción de nuevas redes financieras para liberarse de la mano muerta del sistema financiero occidental.

El desarrollo de alternativas al sistema financiera occidental incluye sistemas de pago, compensación y cancelación como el sistema CIPS de China, el SPFS de Rusia, y el SEPAM de Irán. En julio 2024, el entonces senador Marco Rubio presentó una ley al congreso norteamericano con el fin de castigar las entidades que usaban estos sistemas. La ley no se votó, pero su presentación al Congreso confirma el temor de las élites norteamericanas de mayor independencia financiera de los países del mundo mayoritario. Lo mismo aplica al desarrollo de complejos sistemas multilaterales como BRICS Pay que también ofrecen alternativas a una amplia gama de países dispuestos a desarrollar sus relaciones comerciales y financieras en el marco del BRICS+.

El frágil sistema del dólar nortemericano

La inestabilidad de las políticas económicas norteamericanas afecta la confianza en el dólar y los  bonos tesoreros como una inversión segura en comparación con activos financieros denominados en  otras monedas y el oro. El abuso del sistema financiera occidental para atacar a otros países por motivos políticos hace a los gobiernos del mundo preguntarse si ellos también podrían ser victimas de la agresión financiera aplicada contra Irán, Rusia y Venezuela. En relación al dólar estadounidense observadores expertos en la materia notan que se ha crecido por mucho la práctica de parte de inversores de cubrir sus activos contra una posible depreciación del dólar norteamericano con instrumentos que disminuyen el riesgo de esa medida.

No es necesario que ocurre algún ataque especulativo para provocar otra grave crisis financiera internacional parecida a la gran recesión de 2008-2009.  Una marcada caída en el rendimiento de los bonos del Tesoro necesariamente desencadenará una serie de complejas reacciones en los mercados financieros las cuales presionarán sobre el dólar y provocarán una crisis de liquidez. Vale la pena nota que esta situación no resulta de los procesos de desdolarización en el comercio internacional de parte de los países del BRICS+ sino que es un desenlace inherente del sistema financiero occidental.

El desmoronamiento del liderazgo económico del Occidente colectivo resulta de sus propias debilidades y su propia incapacidad de poder competir económicamente, especialmente con China. Ahora los sectores de manufactura y agricultura norteamericanos están en crisis por motivo de las secuelas de la guerra de aranceles norteamericana contra todo el mundo. Y es reconocido ahora que la política represiva norteamericana contra las familias migrantes en el país ha provocado una significativa escasez de mano de obra en la construcción y la agricultura.

Debilidad económica, limitaciones geopolíticas

Así que a la fragilidad del sistema financiera norteamericana se añade una profundización de la crisis de su economía productiva. Por su parte, los gobiernos europeos también presiden sobre la desindustrialización de sus economías gracias a su decisión de cortar sus relaciones comerciales y energéticas con Rusia. Además, esta situación de incertidumbre e inseguridad en relación al Occidente se expresa en los temores del mundo árabe sobre las garantías de parte del Occidente luego del ataque israelí contra Qatar que no habría podido realizarse sin la complicidad del gobierno norteamericano. La firma este mes de una alianza de defensa mutua sin precedentes entre Arabia Saudita y Pakistán en efecto señala el fin del monopolio norteamericano de la seguridad regional de los países árabes del Golfo Pérsico.

En el caso de América Latina y el Caribe también hay límites ahora a la libertad de acción sin consecuencias para el Occidente colectivo. El criminal gobierno asesino del presidente Trump tendrá que tomar en cuenta el impacto de sus amenazas contra Venezuela sobre el mercado internacional del petróleo y las secuelas negativas para su propia economía. El crudo pesado venezolano todavía es esencial para 13% de la actividad de las refinerías norteamericanas en el Golfo de México. Contra Rusia, el presidente Trump no ha aplicado mayores sanciones para poder mantener estables los precios de combustible en su país. Lo mismo podría aplicarse en el caso de la agresión que amenaza desatar contra Venezuela.

El pasado 18 de septiembre, el compañero vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Popular China Lin Jian resumió esta realidad así: “…la coerción y la presión, así como la intimidación, solo sirven para alejar a los países y, cada vez más, no funcionarán… América Latina no es el patio trasero de nadie y tiene derecho a elegir de forma independiente el camino del desarrollo y los socios de cooperación… Instamos a los Estados Unidos a que dejen de obligarlos a elegir bando, dejen de interferir en sus asuntos internos y hagan más para contribuir a su desarrollo y prosperidad, en lugar de entrometerse y sembrar discordia. Ningún intento de interrumpir la amistad de China y la cooperación mutuamente beneficiosa con América Latina tendrá éxito.”

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